la información hace la realidad, y no al revés

He de confesar que yo no sabía mucho de Cabañas, el futbolista, hasta que las notas sobre el balazo que recibió inundaron todos los medios. Me cansé de leer-ver-escuchar que el ilustre paraguayo seguía sedado, que movió una pestaña, que la esposa pedía oraciones, que enemil personas opinaban sobre su caso, que hasta la Chiva le entró al caos y mucho más. Me pareció y me sigue pareciendo lamentable lo que le ocurrió, pero también creo que la cobertura mediática fue excesiva. Uno de estos días me preguntaba si bastó un balazo a Cabañas para olvidar la tragedia en Haití, la represión en Venezuela, la guerra cotidiana en México. El domingo despertamos con la cruda realidad, un comando armado asesinó a 13 jóvenes y adolescentes, que estaban en una fiesta, en Juárez; la cifra de muertos se incrementó a 16 en las horas recientes. De ellos no supimos tanto y no sabemos ahora si los heridos movieron una pestaña o si despertaron con ganas de ir al Mundial. Sobre ellos y su tragedia, nuestros valientes líderes se tardaron en salir a condenar el hecho… y a los agresores. Por ellos no hemos visto un despliegue mediático tan impresionante, como tampoco lo vemos respecto al caso inconcluso de los 49 niños de la guardería ABC o sobre las agresiones a defensores de los derechos humanos o sobre enemil injusticias que ocurren en nuestro país. Precisamente en estos días se me atravesó algo que escribió Eduardo Galeano sobre los medios.

La información objetiva

En los países democráticos, el deber de objetividad guía los medios masivos de comunicación.

La objetividad consiste en difundir los puntos de vista de cada una de las partes implicadas en situaciones de conflicto.

En los años de la guerra de Vietnam, los medios masivos de comunicación de los Estados Unidos dieron a conocer a la opinión pública la posición de su gobierno y también la posición del enemigo.

George Bayley, curioso de estos asuntos, midió el tiempo dedicado a una y a otra parte en las cadenas televisivas ABC, CBS y NBC entre 1965 y 1970: el punto de vista de la nación invasora ocupó el noventa y siete por ciento del espacio y el punto de vista de la nación invadida ocupó el tres por ciento.

Noventa y siete a tres.

Para los invadidos, el deber de sufrir la guerra; para los invasores, el derecho de contarla.

La información hace la realidad, y no al revés.

Sobra decir que aquí y en todos lados, hay unos más visibles que otros.

ángeles en espera: de la tragedia a la participación ciudadana

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Como muchos sabemos, hace menos de dos meses hubo un incendio en la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora; en él murieron más de 30 niños y se ha dado a conocer que en este tiempo la cifra de muertos ha llegado a 49. Bien sabemos la historia de injusticias que se ha visibilizado en estos días, en que los inocentes sufren (los niños lastimados o muertos y sus padres que los ven sufrir o los han perdido), mientras los gobiernos no han ofrecido respuestas oportunas ante las demandas ciudadanas de justicia. El Blog de Participación Ciudadana es parte de las acciones de un movimiento ciudadano independiente que busca justicia para los niños y sus familias,en pleno uso de su derecho a la comunicación.

Ángelesenespera blog

En este blog, se recuperan testimonios y aportan información sobre la tragedia, las formas de ayudar a los afectados y las actividades del movimiento. Los integrantes se expresan públicamente a través de ésta y otras vías, tejen redes con otros ciudadanos (algunos geográficamente distantes) y construyen memoria de lo ocurrido, cosa muy importante en tiempos como los nuestros, donde, a decir de Jesús Martín Barbero, lo común es que se produzca presente y se fabrique olvido.

siguiendo la influenza en blog…

En el post anterior invoqué a Rossana Reguillo y he aquí que ella y otros ya están analizando las implicaciones sociales de la influenza.

Comunicación ante la influenza
Un blog de la Asociación Mexicana del Derecho a la Información

Diario de la epidemia
Crónicas de la investigadora Rossana Reguillo.

Sociedad y poder
Uno de los blogs de Raúl Trejo Delarbre, que, no está dedicado específicamente a la influenza, pero sí le ha dado seguimiento.

De influenza e incertidumbre

El miedo se ha instalado dentro y satura nuestros hábitos diarios.

 

Zygmunt Bauman, Tiempos líquidos

 

 

Estos días la influenza se ha incorporado en las conversaciones de medio mundo, no como un tema entre otros, sino como el tema y, una vez frente a él, es imposible no tomar postura. Entre la gente común alcanzo a identificar varios discursos:

 

·      Los que recurren al copy-paste del discurso oficial: sí es curable, sí hay medicamento suficiente, no hay más muertos que los que ya se informó, toma estas medidas precautorias, todo está bajo control.

 

·      Los que consideran que la influenza existe y se salió de control, que todos estamos en riesgo y que el gobierno y los medios ocultan información respecto a la gravedad del asunto.

 

·      Los que afirman que se trata de una cortina de humo frente a otros problemas, tales como el narcotráfico y la crisis mundial, porque, ah, qué influenza tan oportuna.

 

·      Los que hablan de una conspiración global para:

a) Reactivar la economía.

b) Contrarrestar el exagerado crecimiento poblacional.

c) Dominar al mundo.

 

·      Los que predican el fin del mundo y ya escuchan a los jinetes del apocalipsis.

 

·      Los que hablan de la existencia del virus, de los riesgos y de la necesidad de tomar precauciones, pero se muestran artículos frente a las versiones oficiales de los actores legítimos, tales como los gobiernos, los organismos internacionales y los grandes medios de comunicación.

 

Radicales, críticos o como sean los discursos, el denominador común es el miedo: miedo a infectarse, miedo a morir, miedo a la conspiración, miedo a la incertidumbre. Al final de cuentas estamos frente a un acontecimiento disruptivo[1] que nos lleva a comportarnos bajo el principio de sospecha y, siguiendo los planteamientos de Rossana Reguillo y otros autores, la sospecha se basa no en la diferencia, sino en la igualdad: sospechamos de los que son iguales a nosotros y, si antes ya nos preguntábamos si el vecino recién llegado era narco o si era secuestrador el desconocido que encontramos frecuentemente en la calle, ahora criminalizamos también a quien ose estornudar, ante el miedo a contagiarse de influenza.

 

A la epidemia de la influenza, habrá que sumar la del miedo. Entretanto, preguntas sobran y las respuestas nomás no aparecen. Tal vez lo que nos tiene tan alarmados no es lo poco que sabemos, sino lo que no sabemos.


[1] Reguillo, Rossana (2007). “Exclusiones, miedos y fronteras: los desafíos geopolíticos de la identidad”. En Identidades, globalización e inequidad. Ponencias magistrales de la Cátedra Alain Touraine. México: Universidad Iberoamericana, ITESO.