¡Feliz cumpleaños, Wikipedia! Donde hay wikipedieros hay motivos para festejar

Publicado originalmente en el blog Cultura Digital, de la Universidad de Buenos Aires.

En la era pre-Wikipedia solíamos buscar información en las grandes enciclopedias… grandes por su valor, pero también grandes por el tamaño y el peso de los tomos. Quizá la grandiosidad de las ediciones —que tenían/tienen como uso alternativo decorar las casas y oficinas— era un recordatorio de cuán ambiciosa resulta la empresa de concentrar el conocimiento científico. El respaldo de grandes editoriales y el trabajo de expertos otorgaba legitimidad a los contenidos publicados.

En la década de 1990, comenzó a hablarse de enciclopedias digitales, tanto en soportes físicos como en la red. Un ejemplo de esto es Encarta, la enciclopedia de Microsoft, que estuvo vigente desde 1993[i] hasta 2009, cuando Microsoft dejó de venderla[ii]. Otro caso es la centenaria Encyclopædia Britannica, cuyas versiones en línea y en CD-ROM fueron lanzadas en 1994[iii] y se mantienen aún.

Frente a ellas, Wikipedia surgió en 2001, vinculada a Nupedia, un proyecto de enciclopedia libre, con artículos escritos por expertos que participaban sin recibir remuneración y con un proceso de revisión por pares. La lentitud en este proceso llevó a Jimbo Wales y Larry Sanger, los fundadores, a usar un wiki para agilizar la edición[iv]. Con el tiempo, Wikipedia se convirtió en un proyecto bastante más abierto, al grado que se autodefine actualmente como “la enciclopedia libre que todos pueden editar”[v]: es construido, actualizado, revisado y corregido por voluntarios alrededor del mundo, en varios idiomas. Esto ha permitido que el uso sea gratuito, a diferencia de Encarta y Britannica Online.

Justamente el trabajo voluntario y el carácter de gratuidad fueron, en principio, debilidades de Wikipedia, ya que permitir el acceso de voluntarios anónimos y realizar trabajo colaborativo bajo la lógica del contenido abierto, significó romper con la tradición de las enciclopedias de siglos. Con los años, esto que parecía afectar la legitimidad del proyecto, se volvió una fortaleza. Sobre todo, la actualización podría decirse que en tiempo real —posibilitada por el uso de wiki—, ha sido una innovación acorde a nuestros tiempos.

Wikipedia ha llegado a su décimo aniversario este 15 de enero de 2011 y la celebración, acorde al espíritu colaborativo que caracteriza al proyecto, no es una, sino muchas, en distintos lugares del mundo, bajo la organización de voluntarios. El mapa muestra que la mayor parte de las celebraciones se ubican en Europa—sobre todo en las zonas centro y este— y en la India; aunque, con mayor o menor densidad, abarcan todos los continentes[vi]. Donde hay wikipedieros, hay motivos para festejar.

Desde este lado de la pantalla, creo que es importante celebrar la longevidad de un proyecto como éste. Feliz cumpleaños, Wikipedia, por hacer evidente que el conocimiento debe estar al alcance de todos y no sólo de quienes puedan pagarlo, que puede ser construido por todos y no sólo por las élites de los saberes expertos, que el contenido abierto no es el futuro sino el presente y que lo gratuito no resulta necesariamente una mala inversión. ¡Feliz cumpleaños, Wikipedia!

Dorismilda Flores Márquez

Maestra en Comunicación de la Ciencia y la Cultura por el ITESO, integrante del Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes AC.

dorixfm@gmail.com, https://dorisfm.wordpress.com


[ii] Microsoft (2011). Microsoft Encarta. Disponible en: http://www.microsoft.com/spain/encarta/default.mspx

[iii] Encyclopædia Britannica Corporate Site (2011). History of Encyclopædia Britannica and Britannica Online. Disponible en: http://corporate.britannica.com/company_info.html

[iv] Wikipedia (2011). Wikipedia. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia

[v] Wikipedia (2011). Bienvenidos a Wikipedia. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada

[vi] Wikipedia (2011). Wikipedia 10. Página principal. Disponible en: http://ten.wikipedia.org/wiki/P%C3%A1gina_Principal

¡Están vivas! Notas sobre la lengua y la lectura en la era de Internet

De mi columna en Razón y Palabra.

 

“Internet es la vuelta de Gutenberg”, señaló Umberto Eco, en una conversación con Javier Marías, realizada con motivo de la celebración por los 1000 números de Babelia, la revista cultural del diario español El País. El argumento del célebre semiólogo y escritor italiano es claro: “Con Internet es una civilización alfabética. Escribirán mal, leerán deprisa, pero si no saben el abecedario se quedan fuera. Los padres de hoy veían la televisión, no leían, pero sus hijos tienen que leer en Internet, y rápidamente. Es un fenómeno nuevo” [1].

La reflexión de Eco rompe con una de las quejas más recurrentes sobre la comunicación en Internet y a través de SMS: que la gente ha dejado de leer. De entrada, cuando se le atribuye a la tecnología una responsabilidad así, pareciera que los sujetos son seres indefensos frente a las malvadas máquinas que les impiden disfrutar de la literatura, la ciencia y la reflexión, en versiones impresas. Pareciera también que las pantallas no permiten posibilidad alguna de lectura, como si lo impreso fuese lo único que tuviera valor; si bien muchos —entre ellos, Umberto Eco— defienden el valor de los libros impresos, los soportes digitales se van incorporando poco a poco a nuestros hábitos de lectura, demostrando que las obras no son tales por su soporte, sino por el contenido. Sobre todo, pareciera que los otros modos de lectura —de las imágenes, de las narrativas, de lo fragmentado— no exigieran habilidades importantes para entender y apropiar aquello que se lee.

De fondo, la defensa de la lectura en su sentido tradicional puede conducir a cerrar los ojos frente a las constantes transformaciones, que no atentan contra, sino que diversifican, las opciones de producción, distribución y consumo de obras. Considero que la clave está en visualizar las prácticas sociales y los productos, no como algo fijo e inamovible, sino como algo vivo, susceptible a los cambios que se producen en el tiempo.

Sobre la lengua, en relación con Internet, Eco afirma: “No creo que el lenguaje se empobrezca, ¡cambia!” y cita el ejemplo del inglés, un idioma que puede considerarse pobre al compararlo con lenguas como el francés, el italiano y el español, pero que, a pesar de todo, “puede decir cosas maravillosas. Por lo tanto, se simplifica, pero puede decir muchas cosas. Las lenguas funcionan”[2]. Ninguno de nosotros habla el español del siglo XVI y eso no nos hace inferiores respecto a nuestros antecesores. La lengua es algo vivo, que recoge las huellas del tiempo y del paso de los sujetos por distintas situaciones; tanto las nuevas palabras que se incorporan al vocabulario, como aquéllas que caen en desuso, hablan de la historia de las sociedades.

Quizá habría que empezar a formularnos otras preguntas en torno a las pantallas: ¿qué nuevas habilidades se están gestando y transformando ya, para leer narrativas transmediáticas?, ¿qué retos plantea la lectura fragmentada que hacemos en Twitter, Facebook y otras redes, frente a las concepciones tradicionales de lectura y frente a nuestros modos de apropiar la información?, ¿en qué medida estamos siendo partícipes de los cambios que se producen?, ¿qué otras preguntas surgen en torno a estas prácticas vivas? Tal vez cada pregunta no nos conduzca a las certezas, sino a otras preguntas.


[1] Manrique Sabogal, Winston. “Encuentro Umberto Eco – Javier Marías. Diálogo politeísta”. En El País. Consultado el 25 de enero de 2011, en http://www.elpais.com/articulo/portada/Dialogo/politeista/elpepuculbab/20110122elpbabpor_9/Tes

[2] Manrique Sabogal, Winston. Op. cit.