La búsqueda del cambio social en la era digital: Activismo y expresión pública en Internet

 

El número más reciente (vol. 10 / núm. 1) de la revista Disertaciones. Anuario electrónico de estudios en comunicación social, está dedicado a la reflexión sobre comunicación y tercer sector. En él se ha publicado un artículo mío, titulado «La búsqueda del cambio social en la era digital: Activismo y expresión pública en Internet».

Abstract

Este artículo aborda la expresión pública de los activistas en Internet, desde contextos locales. El objetivo del texto es dar cuenta de las lógicas de comunicación de los grupos activistas en la era global y discutirlas a partir de tres ejes: las identidades activistas, las lógicas de producción y la relación entre espacios de comunicación —la red, la calle y los medios—. El marco teórico de la investigación se situó en una perspectiva sociocultural de la comunicación, en diálogo con la sociología de movimientos sociales y la filosofía política. Se optó por un enfoque etnográfico. Se analizaron los casos de dos grupos activistas en Aguascalientes, México. Los hallazgos permiten entender la dimensión comunicativa de las identidades activistas, sus lógicas de producción amateur y las relaciones entre Internet, el espacio público urbano y la cobertura mediática local.

El artículo completo está disponible en: https://revistas.urosario.edu.co/index.php/disertaciones/article/view/4533

 

Distintas miradas en el estudio de los movimientos sociales: Notas sobre el seminario Movimientos en Red, Identidades Políticas y Poder Ciudadano

2014-06-25 10.57.01-1

En junio pasado, asistí al Seminario Internacional Movimientos en Red, Identidades Políticas y Poder Ciudadano, en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Lo más interesante fue escuchar una diversidad de perspectivas para el estudio de los movimientos sociales. He aquí unas pocas notas que he rescatado de ese día.

Posturas encontradas

¿Cuál es el criterio para afirmar que un movimiento social ha tenido éxito? Con frecuencia, se les reclama a los movimientos que no han transformado el orden social cuando no han tomado el poder. Ésa fue la postura de Raúl Benítez. La postura contraria fue de Jesús Robles Maloof, quien afirmó que el parámetro no es ganar una guerra, sino colocar temas en la agenda y hacer de la red un espacio de resistencia.

La centralidad de los medios

Raúl Trejo Delarbre colocó el asunto de los medios. Si bien internet es un espacio privilegiado, los movimientos alcanzan mayor visibilidad cuando saltan a los medios. De algún modo, coincidió Leonardo Curzio, quien señaló que la televisión concentra la información y recordó que el ciberactivismo no es lo mismo en regímenes democráticos y en regímenes autoritarios: «de todas las desigualdades que hay en México, el acceso a la información es una de las peores».

Las emociones, el humor y la violencia

Amaranta Cornejo Hernández y Andrés Monroy presentaron otro tipo de acercamientos a los movimientos sociales: ella, mediante el acercamiento cualitativo a las emociones y al género en #YoSoy132; él, mediante la reflexión sobre los memes políticos y el trabajo con big data en los tuits sobre la inseguridad pública en México.

Mujeres desde, en y frente a los medios

El mes pasado participé en el Seminario de Igualdad de Género y No Discriminación, organizado por la Junta Local de Aguascalientes, del Instituto Federal Electoral. En esa oportunidad, compartí con los participantes algunas reflexiones sobre el papel de las mujeres en los medios de comunicación y prometí hacer un post para ellos con ligas a algunos de los casos sobre los que hablamos. Tarde, cumplo con lo prometido. He aquí las ligas.

El blog de Periodistas de a pie, coordinado por Marcela Turati y otras periodistas. El blog del libro Entre las cenizas, editado por Marcela Turati y Daniela Rea. También el blog del libro Fuego cruzado, de la autoría de Turati.

El blog de la periodista española radicada en México, Judith Torrea, Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico.

El blog de Eileen Truax, periodista mexicana radicada en Estados Unidos, y el de Dreamers, su libro acerca de los migrantes y el sueño americano.

Y el Blog del Narco, operado también por una mujer cuyo seudónimo es Lucy.

 

Estar lejos y estar juntos: Medios / tecnologías, relaciones y contextos

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

Los japoneses que llegaron a Aguascalientes a principios de los 80, tuvieron la necesidad de aprender un poco de español y vincularse con los vecinos, los compañeros de trabajo y el entorno urbano. Para los japoneses que han llegado a la misma ciudad, 20 o 30 años después, el establecimiento de estos vínculos es opcional, ya que la presencia de las tecnologías de información y comunicación posibilita que ellos sigan al pendiente de las noticias y que estén en contacto permanente con sus seres queridos en Japón o en cualquier parte del mundo. Esto relata Rebeca Padilla en su libro Geografías mediáticas y ciudadanas[1]. En otros tiempos, la comunicación entre los que se iban y los que se quedaban, se limitaba a las cartas enviadas por correo postal y a las llamadas telefónicas, pero las primeras tardaban mucho tiempo y las segundas resultaban muy caras. Con el tiempo, hemos sido testigos de ciertas transformaciones en la experiencia migratoria, a partir de la incorporación paulatina de las tecnologías de información y comunicación en la vida cotidiana, pues con ellas es posible estar en contacto permanente.

Con base en un acercamiento etnográfico en tres países —Inglaterra, Filipinas y Trinidad—, Mirca Madianou y Daniel Miller[2] han planteado que las familias transnacionales disponen de una serie de medios digitales, para comunicarse de un país a otro. A esta disposición de medios, los autores han llamado polymedia, pero enfatizan que tal concepto no se refiere sólo a la proliferación de medios, sino que adquiere sentido con las elecciones que los sujetos hacen, dentro de las limitaciones estructurales, para estar con otros. ¿Es mejor escribir un mail o llamar por Skype para resolver algún problema o contar algo importante? ¿Es mejor no aparecer en Skype cuando se quiere ocultar una cara de decaimiento y depresión?

Los migrantes permanentes o temporales de los que hablan tanto Madianou y Miller como Padilla, tienen la opción de elegir, pero hay quienes no. Rebeca Padilla plantea —también en Geografías mediáticas y ciudadanas— que las realidades de algunos sujetos viven en una lógica global, con muchas opciones tecnológicas para informarse y comunicarse y con las posibilidades de viajar alrededor del mundo, coexisten con las de otros sujetos con menos recursos, que viven anclados a la localidad, se relacionan con medios como la radio y los periódicos y consideran toda una experiencia “viajar” al centro de la ciudad. En suma, mientras en algunos contextos el mundo es un pañuelo, en otros la propia ciudad tiene lugares lejanos.

Con frecuencia, el optimismo en torno a la tecnología nos lleva a elogiar la posibilidad de estar juntos, aunque se esté lejos, mediante una llamada en Skype, un mensaje en Facebook o Whatsapp u otros artilugios. Sin embargo, no hemos de olvidar que esa posibilidad de estar cerca incluso en la distancia es un privilegio sólo de algunos.

[1] Padilla, Rebeca. Geografías mediáticas y ciudadanas. Universidad Autónoma de Aguascalientes. México, 2012.

[2] Madianou, Mirca & Miller, Daniel. “Polymedia: Towards a new theory of digital media in interpersonal communication”, International Journal of Cultural Studies 0, 0 (2012).

La red, la calle y las elecciones en México en 2012

De mi columna Coordenadas móviles, en Razón y Palabra.

Nadie esperaba el acontecimiento del 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana Campus Santa Fe. Los estudiantes protestaron contra el entonces candidato Enrique Peña Nieto, en su visita a esta sede universitaria. La información circuló en tiempo real mediante Twitter, Facebook, YouTube y más. Sin embargo, los grandes medios de comunicación presentaron versiones que contradecían lo que había sucedido, hubo incluso encabezados que decían “Éxito de Peña en la Ibero pese a intento orquestado de boicot”[1], hubo también declaraciones de Pedro Joaquín Coldwell, presidente del PRI, y de Arturo Escobar, vocero del PVEM, en las que se descalificaba las protestas estudiantiles. Lo anterior derivó en nuevas expresiones de los jóvenes, mediante un video que difundieron en YouTube, donde 131 estudiantes de la Ibero responden a las descalificaciones. Posteriormente, se integraron alumnos de otras universidades, como el ITAM, el Tecnológico de Monterrey, el CIDE, la UNAM, la UAM, entre otras, para dar forma al movimiento YoSoy132.

Este movimiento hizo aportaciones importantes a la discusión pre-electoral en México, al colocar en la agenda el cuestionamiento de un sistema político sucio y perverso, así como de una oferta mediática parcial, caracterizada por un escenario de gran concentración de la propiedad de los medios, que se traduce en una increíble concentración de poder. Asimismo, la organización del #DebateYoSoy132, en el cual participaron tres de los cuatro candidatos a la presidencia de la república, permitió ver un ejercicio alternativo frente a los realizados por el Instituto Federal Electoral.

Un elemento clave fue la combinación de estrategias de organización y comunicación en internet, así como de movilizaciones en las calles. De este modo, se realizaron marchas y acciones de protesta simultáneas en distintas ciudades, tanto del país como del extranjero. En ese sentido, la movilización internacional, tanto de mexicanos que viven en el extranjero, como de extranjeros que se solidarizaron con el movimiento YoSoy132 fue un factor clave, que fue posible y visible, a partir de la comunicación en internet.

Durante la jornada electoral, además de los esfuerzos del movimiento YoSoy132, se observó la participación de los ciudadanos en otras iniciativas, tales como FotoXCasilla, PREP Ciudadano y Observación Electoral 2012 (la cual da continuidad al trabajo realizado en elecciones anteriores, en Cuidemos el voto). La particularidad de estas iniciativas es que permitieron integrar, mediante herramientas tecnológicas, los esfuerzos realizados de manera presencial. También hubo grandes flujos de información en torno a las elecciones, las experiencias de los ciudadanos, el reporte de delitos electorales, las manifestaciones de apoyo o denostación de candidatos, entre otros.

Los resultados de las elecciones son hoy cuestionados por la cantidad impresionante de irregularidades observadas, registradas y difundidas por los ciudadanos, mediante internet. Si bien muchos coinciden/coincidimos en que el ejercicio de los ciudadanos, tanto en las casillas como en los consejos distritales y locales, fue limpio; las condiciones no han sido equitativas.

Nadie esperaba el acontecimiento del 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana Campus Santa Fe. Nadie esperaba que eso detonara una movilización impresionante a partir de ese punto. Pero, entonces, todo el mundo esperó demasiado, como si mes y medio de movilización tuvieran el superpoder de contrarrestar las inequidades previas. El escenario presente no es el que se auguraba hace meses, pero tampoco el que se pensó que podría ser en las semanas más recientes. Incluso puede observarse por momentos cierta desorientación en los integrantes de las distintas asambleas del movimiento YoSoy132 y entre los ciudadanos. Es complicado levantar la voz en esas condiciones, pero el uso creativo de internet, aunado a las movilizaciones en la calle, alcanzó a abollar la hegemonía de la palabra pública. Así, a la discusión añeja sobre política y medios de comunicación, se suma aquella que confiere a internet—o, mejor dicho, al uso que los ciudadanos hacen de internet— un papel clave en la democracia.


[1] Esto detonó una parodia en Twitter, donde los usuarios emplearon el hashtag #encabezadosOEM.

El #DebateYoSoy132: Cuando los ciudadanos tomaron la pantalla

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

 

“Sabes que algo está cambiando cuando son ciudadanos los que hacen la tarea del IFE”, dijo Paloma en Twitter. Se refería al debate convocado por los jóvenes del movimiento #YoSoy132, para este martes 19 de junio de 2012, a las 20 horas, en el cual participaron tres de los cuatro candidatos a la presidencia de la república.

Para este ejercicio, se invitó a los ciudadanos a proponer las preguntas para los candidatos, en un foro en Internet (Somos más de 131), donde también se podía votar por los cuestionamientos para encontrar cierto nivel de acuerdo. También mediante Internet se dio a conocer que este debate sería transmitido por el canal de Más de 131 en YouTube, así como en otros medios, como Radio Ibero y Radio Educación, así como en algunos espacios físicos.

Al debate asistieron Gabriel Quadri de la Torre, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, mientras que Enrique Peña Nieto declinó la invitación, bajo el argumento de que el movimiento asumió una posición política contra su proyecto y su persona y que esto no garantizaba equidad en el ejercicio. Ante esto, los organizadores dejaron un sillón vacío que evidenciaba la ausencia del candidato de la coalición Compromiso por México.

El #DebateYoSoy132 no tuvo un moderador y un formato, sino tres moderadores y tres formatos. En la primera fase hubo nueve preguntas para tres candidatos, que fueron realizadas a través de Google Hangout por diferentes estudiantes; cada respuesta tuvo una réplica por parte del universitario correspondiente; tanto las preguntas como las respuestas tuvieron tiempo limitado. En la segunda fase los candidatos discutieron en torno a asuntos concretos, hubo mayor oportunidad para la interacción, siempre y cuando no se pasaran del tiempo establecido en 5 minutos, para todas sus intervenciones. En la última fase, hubo preguntas que fueron sorteadas —dos para cada uno— y se concedió tiempo para que determinado candidato respondiera y los dos restantes replicaran. Al final, los candidatos recibieron otras preguntas que los ciudadanos les habían planteado de manera específica.

Como en otras ocasiones, el debate sobre el debate se dio en las redes, conectado por hashtags como #Debate132 y #DebateYoSoy132 y aderezado por las muestras de creatividad de los usuarios, que hacían chistes sobre el sillón vacío, el baño de la Universidad Iberoamericana donde Peña Nieto se ocultó en su visita a esa institución, la apariencia del primer moderador, los problemas para medir el tiempo que tuvo López Obrador, la palabra “celebro” en las intervenciones de Quadri, la pulsera huichola de lucía Vázquez Mota y, por supuesto, las fallas técnicas en la transmisión.

Dichas fallas, en diferentes espacios, fueron una constante y limitaron el ejercicio de ver el debate. Sin embargo, la posibilidad de dialogar mediante Facebook y Twitter llevó a las redes de usuarios a compartir distintas opciones para ver o escuchar el debate: cuando se cayó la transmisión en el canal de Más de 131 en YouTube, ya estaban circulando otras propuestas, como Terra, La Silla Vacía, Uno Noticias, entre otras.

A pesar de esos lamentables problemas, con los aspectos técnicos y con el tiempo, los formatos propuestos por los jóvenes para las distintas fases del debate permitieron una mayor oportunidad para interactuar y discutir, que en los dos ejercicios previos organizados por el Instituto Federal Electoral. En el caso del #DebateYoSoy132 se trató de un ejercicio que hizo visibles otras formas de diálogo democrático, entre los ciudadanos y los candidatos a la presidencia, mediante el uso de Internet como herramienta de organización y de comunicación. En otras palabras, si bien el peso de la tecnología es innegable, es pertinente considerar la capacidad de agencia de los organizadores y los participantes —de uno y otro lados de la pantalla— en la realización de este debate.

Ciertamente, es importante considerar que grandes sectores de mexicanos no tienen acceso a Internet, lo cual coloca a los participantes como un grupo privilegiado. Sin embargo, estos esfuerzos, con sus aciertos y sus errores, permiten observar que la participación ciudadana puede realizarse mediante mecanismos que trascienden el voto. Independientemente de las participaciones de los candidatos y de sus posteriores declaraciones de triunfo en el debate, el ejercicio fue un triunfo para la ciudadanía organizada. Es deseable que estas prácticas trasciendan la temporada de campañas electorales y se planteen como una forma de diálogo también con los representantes populares.

Los aprendizajes tras este debate ciudadano son muchos. Algo se está transformando entre cierto sector de jóvenes, de ciudadanos. Es vital no perder de vista eso que se mueve.

Días de congresitis…

Si esto fuera un periódico, ya habría sido despedida, tras los prolongados abandonos y las notas tardías. En mi defensa diré que cometí la locura de ir a tres congresos, una charla y una sesión de un seminario permanente en tres semanas. Obvio, los pendientes se han multiplicado cual mancha voraz y, por ello, escribo ahora el corte informativo de hace un mes.

Todo comenzó en el 11o. Seminario de Investigación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, que fue del 18 al 21 de mayo. En él todos los investigadores de la universidad y dos que tres extremos presentamos nuestros avances y resultados de investigaciones, en siete mesas: ciencias naturales y exactas, ingenierías y tecnologías, ciencias agropecuarias, ciencias biomédicas, ciencias económicas, ciencias del diseño y de la construcción, ciencias sociales y humanidades.

Algo curioso es que las mesas siguen la estructura institucional departamental de la universidad, así que, por ejemplo, en la mesa de ciencias sociales, un día participaron los historiadores, otro los sociólogos, otro los especialistas en educación y al final los psicólogos, una politóloga y dos filósofos. Esto en términos de organización facilita mucho las cosas, pero quizá también produce una dinámica medio endogámica, que no promueve el diálogo entre investigadores de más áreas.

En fin, el día de los sociólogos —en ese bloque, por cierto, incluyeron a los comunicadores—  fue muy prolífico en exposiciones. Octavio Maza, Olivia Sánchez, Salvador de León, Rebeca Padilla, Maru Patiño, Fernando Padilla, Evangelina Tapia, Silvia Bénard, Esthelita Esquivel, Consuelo Meza, Salvador Camacho, Genaro Zalpa y yo, nos aventamos un maratón de 14 ponencias en cinco horas. Con una agenda tan apretada, no hubo mucho tiempo para discutir, pero eso no impidió que se tratara de una sesión muy enriquecedora, por la diversidad de objetos de estudio, de perspectivas e intereses; eso fue genial.

La siguiente escala fue en FLACSO México, en el II Congreso Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales, que se realizó del 26 al 28 de mayo. He de confesar que nunca había estado en FLACSO —aunque sí, enemil veces, en frente, en Six Flags— y me hizo feliz, el lugar es hermoso, pero además, la calidez humana invita a volver. Quizá lo que más me gustó fue la organización de las mesas por objetos, más que por disciplinas.

Concretamente, yo participé en un eje temático dedicado a procesos culturales, identidades y ciudadanía, en la mesa que se tituló Comunicación, identidad y política. Compartí mesa con Juan Camilo Molina, de FLACSO Ecuador y con Mauricio Álvarez, de la UACM, quien fue un moderador genial, hizo una presentación en la que conectó las biografías y los trabajos que íbamos a presentar. Más tarde, con la moderación de Ligia Tavera, de FLACSO México, participaron Enedina Ortega, del Tec de Monterrey, Rocío Verónica Orlando Zamora, de FLACSO Ecuador y Hugo Luna, de FLACSO México. Desgraciadamente, fue poco el tiempo que pude estar allí. Regresé a casa a resolver uno que otro asunto, antes de emprender un viaje más.

Guadalajara fue el siguiente punto en el mapa, esa vez para asistir a la charla que dio Carlos Scolari, la tarde del 31 de mayo en el ITESO. Algo muy rico es que este investigador argentino de nacimiento, formado en Italia y radicado en España, partió de su trayectoria biográfica para contar cómo fue que entró en el mundo de la comunicación digital, primero por el lado profesional, después a través de la investigación. Así transitó del panorama general de teorías de comunicación a las particularidades de la comunicación digital, para aterrizar en la metáfora ecológica y las narrativas transmediáticas. Al terminar la charla —y luego de la necesaria, aunque brevísima, sesión de chisme con Karina y Alfredo— regresé a Aguascalientes, sólo para hacer la maleta y viajar nuevamente al DF.

El XXII Encuentro Nacional AMIC (Asociación Mexicana de Investigadores de Comunicación), fue del 2 al 4 de junio, en la Universidad Iberoamericana. Todo empezó con la conferencia de Guillermo Orozco Gómez, titulada “Audiencias, ¿siempre audiencias?”, en la que discutió las transformaciones sociales que vivimos, en relación con la comunicación como epicentro de otros cambios. Presentó diez maneras de hacer sentido conceptual de nuestra interacción con las pantallas, en calidad de audiencias, desde el modelo de los efectos hasta aproximaciones más recientes y complejas sobre mediaciones e hipermediaciones, torrente mediático, producción de presencia y convergencias y ecología de los medios.

En esa misma sintonía, Carlos Scolari dictó su conferencia “Narrativas transmediáticas. Mundos de ficción, branding y prosumidores en la nueva ecología de los medios”. Habló del mundo de los medios, caracterizado por la explosión y por las nuevas prácticas de producción y consumo; también de la convergencia narrativa y las narrativas transmediáticas, con cortes de Lost, Pardillos y La Isla Presidencial. Cerró con una serie de cuestionamientos: ¿Podemos seguir investigando los medios o los géneros/discursos de manera aislada? ¿Asistimos a una extinción de los medios masivos? ¿Asistimos a una evolución de nuevas especies mediáticas? Ante todo, siguiendo a Jesús Martín Barbero, habrá que superar la razón dualista que separa viejos y nuevos medios y habrá  que echar un ojo a las interfaces.

De los paneles, sólo vi dos. En el primero, moderado por Delia Crovi, acerca de la apropiación digital y las transformaciones culturales, me sorprendió gratamente el trabajo de María Elena Meneses, sobre la convergencia digital y el trabajo periodístico.

El segundo, sobre metodologías de medición de nuevos medios —lo que sea que nuevos signifique—, fue moderado por Manuel Guerrero y contó con la participación de Rubén Jara, de IBOPE, que habló de las formas de medición empleadas en la investigación comercial. Continuó Raúl Trejo Delarbre, que además de ser muy crítico y profundo en su participación, se dio el lujo de hacer un corte informativo: México 1, Italia 0 —he aquí otro corte informativo, el panel fue al mismo tiempo que el partido amistoso—. El cierre fue contundente: “Hay que ir más allá del dato duro, pero para eso hay que tener datos”. La última participante de esta mesa fue Cosette Castro, quien nos sorprendió a todos con sus primeras afirmaciones: dijo que habla desde una perspectiva latinoamericana de los estudios de comunicación, desde la búsqueda de la inclusión social y digital, desde la comprensión de la información y comunicación como derecho humano, desde el pensamiento complejo y la transdisciplinariedad… lo que estudiamos, señaló, no dice exactamente quiénes somos. Después habló de los puentes, de la comunicación lineal a la no lineal, del mundo analógico al digital, de la condición de audiencias en relación con las industrias de contenidos en Latinoamérica.

Grupos de investigación hay muchísimos, pero yo estuve siempre en el de nuevas tecnologías, Internet y Sociedad de la Información; ahí la discusión osciló entre la brecha digital, el e-goverment, los usos políticos de Internet, los mundos virtuales, la fotografía digital, el blogging autobiográfico, las narrativas, los usuarios, las relaciones de pareja a través de Internet, el software libre y mucho más… hasta fantasías futuristas ligeramente incomprensibles.

Algo genial en este encuentro fue el reencuentro de los itesianos, Raúl Acosta y Magdalena López de Anda, profesores del ITESO, así como Rebeca Padilla, Salvador de León y yo, que nos formamos en tierras tapatías, pero vivimos en Aguascalientes. A eso hay que sumar el post-brindis —campo fértil de las prefiguraciones—, la extraña reclusión en Santa Fe y el descubrimiento del secreto mejor guardado de la Ibero. Con todo, llegó el momento de emprender la graciosa huída.

Finalmente, ya en mi ciudad, estuve en la cuarta sesión del Seminario Permanente de Estudios Socioculturales, que coordino en el Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes; en ella se presentaron dos trabajos, el de Edgar Zavala Pelayo, sobre catolicismo y dominación epistemológica en la sociología y el de Vicente Esparza Jiménez, acerca de la conmemoración de la Expropiación Petrolera en Aguascalientes. La asistencia fue muy pobre, pero la discusión fue muy enriquecedora.

Miles de kilómetros y horas de viaje después, los días de congresitis terminaron, con una serie de ideas revoloteando en mi cabeza. Sobra decir que es una locura de la que no me arrepiento.

Cruce de pantallas: la convergencia mediática en el cine

De mi columna (que se llama igual que este blog) en Razón y Palabra.

“El espectador de cine es un invento del siglo XX”, señala Néstor García Canclini[1] y explica que con la construcción de salas, a partir de 1905, se formaron hábitos de percepción, asistencia, ritualidad colectiva —que implica sumergirse en salas oscuras, elegir la distancia de la pantalla, intercambiar impresiones y más—. Contra todos los pronósticos que anunciaban la muerte de las salas de cine, vemos que aún existen, en estos años del siglo XXI y que, entretanto, se transforman en muchos sentidos.

Quizá la transformación más evidente consiste en que encontramos salas cada vez más cómodas y pantallas de mejor calidad, que permiten ser partícipes de experiencias audiovisuales complejas. Las pantallas “normales” (lo que sea que eso signifique) coexisten con pantallas IMAX y 3D; las salas con butacas amplias y confortables comparten sus labores con salas VIP.

Pero una transformación importante opera en el terreno de los contenidos y no me refiero aquí a las narrativas cinematográficas en sí mismas, sino a la irrupción de espectáculos y deportes en espacios tradicionalmente exclusivos para la proyección de películas —no en vano decimos “vamos al cine”—. Desde principios de 2008, Cinépolis y Warner Music México se unieron para exhibir conciertos masivos grabados en digital[2]. El 23 de marzo de 2010 se presentó el concierto “Thalía en primera fila”, en 14 salas de cine de distintas ciudades; la particularidad de la función es que incluyó una videoconferencia desde Miami, en la cual la cantante mexicana interactuó con sus fans.

Lo inmediato se ha hecho presente a través de los deportes en vivo… y en el cine —¿acaso tendría sentido ver un partido meses después, cuando ya es de sobra conocido el resultado?—. El 25 de octubre de 2009 fue el turno del partido Chivas-América, la transmisión fue vía satélite, con la tecnología de alta definición de Televisa y pudo apreciarse en las salas 3D también de Cinépolis[3]. Ese mismo mes, la cadena mexicana de cines firmó un convenio para exhibir distintas peleas estelares de la World Wrestling Entertainment (WWE), lo que representa la llegada del “pago por evento” a las salas de cine; los boletos para estas funciones son más caros —aunque no tanto como el “pago por evento” en los sistemas de televisión satelital y por cable—, pero a cambio ofrecen imágenes de gran calidad técnica[4].

Se aprecia así un fenómeno de convergencia; en el caso concreto de las salas de cine, hay una irrupción de contenidos que no han sido generados específicamente para cine; de otro lado, hay un desplazamiento de la asistencia a espectáculos y deportes, hacia la televidencia —para usar el término de Guillermo Orozco— y ahora hacia la cinevidencia de los mismos. Estar en un estadio disfrutando de un partido de fútbol implica la experiencia de lo colectivo; ver el partido en televisión, desde casa, significó llevar algo público a un ámbito privado; llevar el mismo partido a una pantalla de cine, es quizá también recuperar la experiencia colectiva, pero combinada con la mediación tecnológica.

Más allá de la experiencia, lo técnico es también importante: es evidente que nadie, en casa, puede ver un clásico en 3D en una pantalla de grandes dimensiones; tampoco hay posibilidades reales de conectarse en videoconferencia e interactuar con su cantante favorito al terminar el concierto. Habrá que releer a McLuhan, habrá que regresar a los planteamientos de su discípulo Derrick de Kerchove sobre las pantallas y a lo que ha señalado Hans Ulrich Gumbrecht sobre la producción de presencia. Y, por supuesto, habrá que retornar a Guillermo Orozco para repensar las audiencias en estos entornos cada vez más diversificados.

Obviamente, pensar una intersección de medios y contenidos como la anteriormente expuesta, implica mirar también lo estructural, cómo es que convergen Cinépolis, Warner, Televisa, la WWE y las que se acumulen.

Por lo demás, mucho se ha dicho ya que los medios no se desplazan unos a otros, sino que se integran en un ecosistema mediático bastante complejo. El cine no murió cuando nació la televisión, tampoco cuando nació el video y menos cuando emergió la internet. No murió el cine y es evidente que tampoco han muerto —ni morirán— las salas de cine.


[1] García Canclini, Néstor (1994b). “Del cine al espacio audiovisual”. En García Canclini, Néstor (coordinador). Los nuevos espectadores. Cine, televisión y video en México. México: CONACULTA – IMCINE. Pp. 22-37.

 

[2] El Universal (2008, enero 15). Llevarán conciertos masivos al cine. Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/474415.html

[3] Cine Premiere (2009, octubre 21). América contra Chivas… ¡en pantalla de cine y en 3D! Disponible en: http://www.cinepremiere.com.mx/node/7462

[4] CNNExpansión (2009, octubre 12). Cinépolis se sube al ring de l WWE. Disponible en: http://www.cnnexpansion.com/negocios/2009/10/09/la-wwe-llega-al-cine

¿Dónde está Mexicali?

Estos días no he encontrado a Mexicali en los titulares de los principales periódicos mexicanos, no he visto un gran despliegue informativo en torno del sismo de 7.2 grados que vivieron por aquellos rumbos y tampoco se ha dicho mucho de las réplicas que, si acaso, aparecen como notas secundarias. No se sabe por dónde se puede canalizar ayuda. ¿Dónde está Mexicali? ¿No fueron Puerto Príncipe, Haití y el sur de Chile la nota de ocho por días y días? ¿Acaso el dolor propio duele menos que el ajeno? ¿Fue que estábamos muy ocupados descubriendo quién mató a Paulette o discutiendo si Julio Scherer hizo bien o mal de entrevistarse y fotografiarse con el Mayo Zambada?

la información hace la realidad, y no al revés

He de confesar que yo no sabía mucho de Cabañas, el futbolista, hasta que las notas sobre el balazo que recibió inundaron todos los medios. Me cansé de leer-ver-escuchar que el ilustre paraguayo seguía sedado, que movió una pestaña, que la esposa pedía oraciones, que enemil personas opinaban sobre su caso, que hasta la Chiva le entró al caos y mucho más. Me pareció y me sigue pareciendo lamentable lo que le ocurrió, pero también creo que la cobertura mediática fue excesiva. Uno de estos días me preguntaba si bastó un balazo a Cabañas para olvidar la tragedia en Haití, la represión en Venezuela, la guerra cotidiana en México. El domingo despertamos con la cruda realidad, un comando armado asesinó a 13 jóvenes y adolescentes, que estaban en una fiesta, en Juárez; la cifra de muertos se incrementó a 16 en las horas recientes. De ellos no supimos tanto y no sabemos ahora si los heridos movieron una pestaña o si despertaron con ganas de ir al Mundial. Sobre ellos y su tragedia, nuestros valientes líderes se tardaron en salir a condenar el hecho… y a los agresores. Por ellos no hemos visto un despliegue mediático tan impresionante, como tampoco lo vemos respecto al caso inconcluso de los 49 niños de la guardería ABC o sobre las agresiones a defensores de los derechos humanos o sobre enemil injusticias que ocurren en nuestro país. Precisamente en estos días se me atravesó algo que escribió Eduardo Galeano sobre los medios.

La información objetiva

En los países democráticos, el deber de objetividad guía los medios masivos de comunicación.

La objetividad consiste en difundir los puntos de vista de cada una de las partes implicadas en situaciones de conflicto.

En los años de la guerra de Vietnam, los medios masivos de comunicación de los Estados Unidos dieron a conocer a la opinión pública la posición de su gobierno y también la posición del enemigo.

George Bayley, curioso de estos asuntos, midió el tiempo dedicado a una y a otra parte en las cadenas televisivas ABC, CBS y NBC entre 1965 y 1970: el punto de vista de la nación invasora ocupó el noventa y siete por ciento del espacio y el punto de vista de la nación invadida ocupó el tres por ciento.

Noventa y siete a tres.

Para los invadidos, el deber de sufrir la guerra; para los invasores, el derecho de contarla.

La información hace la realidad, y no al revés.

Sobra decir que aquí y en todos lados, hay unos más visibles que otros.