I’m sorry: Lo digital deja rastro

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

Cierto amigo mío hizo un comentario sarcástico sobre una foto en Facebook, en la que habían etiquetado a un amigo suyo. Fue un comentario hecho a la ligera, como tantos otros que se hacen en la red —como sea, mi amigo es igual de imprudente en contextos presenciales—, pero al autor de la foto, que además aparece en ella, le resultó ofensivo y, al parecer, presentó una demanda ante la PGR. No sabemos aún bajo qué cargos planteó tal demanda y tampoco sabemos si prosperará, entre otras cosas, porque cuando se cruzan el terreno legal e internet hay una nebulosa increíble. Sirva esta experiencia de mi amigo para recordar que nuestras interacciones en internet dejan rastro, algunas veces es más evidente y otras menos, pero siempre lo dejan.

Más allá de lo apasionante que pueda resultar la discusión sobre la libertad de expresión, legislación sobre internet, las implicaciones de la visibilidad en internet, los conflictos en torno a la privacidad y otras maravillas, me llama la atención un asunto concreto sobre esto de dejar rastro en la red: ¿cómo será el último rastro que se deje antes de morir?, ¿cuáles serán las últimas palabras?, ¿quiénes darán cuenta de ellas y cómo las interpretarán?

A propósito de estas preguntas, recordé que tiempo atrás vi, en un post en Microsiervos, la referencia de un peculiar sitio web que recupera los últimos tuits de personas que han muerto —personas con cierto nivel de notoriedad, dicho sea de paso—. Se trata de The Tweet Hereafter, un espacio cuyo lema es “Each of us will utter a final word. Some of them will be on Twitter” (“Cada uno de nosotros enunciará una palabra final. Algunas de ellas estarán en Twitter”), que señala el último tuit, la fecha y hora en que fue publicado, así como la fecha y hora de la muerte, la causa de muerte y un enlace a la biografía.

Uno de esos últimos tuits que registró The Tweet Hereafter está el de Hugo Chávez y fue publicado en la madrugada del 18 de febrero de 2013: “Sigo aferrado a Cristo y confiado en mis médicos y enfermeras. Hasta la victoria siempre!! Viviremos y venceremos!!” El 5 de marzo fue dada a conocer la noticia de su muerte.

El último tuit de Aaron Swartz fue la respuesta a una pregunta de alguien más. Su tuit fue del 8 de enero de 2013, él se suicidó tres días después. El suicidio también fue la causa de muerte del rapero Freddy E., pero sus últimos tuits resultan increíblemente reveladores, ya que emitió una serie de mensajes de despedida. El último es un “I’m sorry”, que fue publicado el 5 de enero de 2013 a las 2:34 de la tarde, su muerte fue registrada el mismo día, un minuto después.

Obviamente, en los casos señalados, se trata de los últimos tuits de personas —como señalé anteriormente— con cierto grado de notoriedad y, además, sólo en el tercer caso pueden considerarse últimas palabras en sentido estricto. Sin embargo, pensar en las que podrían ser nuestras últimas palabras y nuestro último rastro en la red puede resultar interesante desde distintas perspectivas: expresión pública, privacidad, identidad, ética, en fin. Pensar en esas posibles últimas palabras tal vez nos vuelva más reflexivos respecto a lo que expresamos de manera pública o semi-pública en las redes. Esto no es una invitación a dejar de expresar trivialidades —muchas de las cosas que publicamos son precisamente muy triviales, pero por algo nos resultan importantes—, es más bien una invitación a reflexionar sobre lo mucho que publicamos casi en automático.

 

 

Cómo internet ha llegado a ser lo que es: Un museo en red y sobre la red

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

Arpanet, una red que data de 1969, es el primer punto en la interesante cronología que puede verse en The Big Internet Museum. De acuerdo con esa primera imagen, Arpanet es el abuelo de internet. En la recuperación de elementos clave coexisten dispositivos, plataformas, aplicaciones y prácticas, en una línea de tiempo. Algunos de ellos son los emoticonos, el .gif, el html, el Smartphone, Netscape, MSN, Geocities, el Wi-Fi, Google, el blogging, Napster, Limewire, Wikipedia, Friendster, Skype, MySpace, Second Life, World of Warcraft, Facebook, Google Maps, los memes de Chuck Norris, YouTube, Twitter, Instagram y el Gangnam style. Cada elemento permite observar material adicional, así podemos ver, por ejemplo, “Me at the zoo”, el primer video que fue compartido en YouTube.

Obviamente, se trata de una selección parcial: aparecen Napster y Limewire, pero no Megaupload; están Friendster y Facebook, pero no Orkut; puede verse al Gangnam style, pero no a Felix Baumgartner. Sin embargo, plantea un modelo en el cual los usuarios pueden proponer piezas para el museo y otros usuarios podrán erigirse como una especie de curadores, mediante los votos. Otro elemento que puede resultar discutible es la estructura lineal, que no se parece mucho a la estructura reticular de la red. De cualquier modo, es una gran iniciativa que permite reflexionar sobre internet en internet. Si la finalidad de un museo es conservar y exhibir obras a las que se atribuye cierto valor histórico, cultural y/o científico, un museo como éste permite desnaturalizar eso que estamos naturalizando en medio de las innovaciones —no hace mucho recordábamos en esta columna que alguna vez el módem hizo ruido—. En palabras de sus creadores, “el museo es un tributo a todos los pioneros que han hecho de Internet y de la World Wide Web lo que es ahora”.

A propósito, los creadores de este museo son Dani Polak, Joep Drummen y Joeri Bakker. De acuerdo con su propio boletín de prensa, los tres trabajan para una agencia de publicidad en los Países Bajos, la misma agencia apoya el proyecto. En el futuro hemos de ver qué tanto evoluciona el proyecto, qué otras piezas se incorporan a la selección y en qué medida se da la participación de los usuarios. Al final de cuentas, quienes han hecho de internet lo que es ahora son también los millones de sujetos que se conectan, usan la red y la apropian para gran cantidad de fines.

Baarìa

Tornatore volvió a hacerme llorar… o quizá Morricone… o más bien ambos y todo el equipo. Fui a ver Baarìa y encontré más de lo que esperaba: una película algo larga, llena de detalles, aunque a veces la sentí cortada (como que tanta historia no cabe en tan pocos minutos).
Cuando aparecen los créditos, la voz de Tornatore explica que un artista sólo puede hablar de aquello que conoce y Baarìa, dicen, tiene mucho de autobiográfico. Cuenta las vidas de tres generaciones de italianos -concretamente sicilianos- a través de la vida de los Torrenuova: Cicco, Peppino y Pietro, es decir, el abuelo, el padre y el nieto, idealistas los tres, cada uno para lo suyo.
La historia es dolorosa, con grandes cuestionamientos políticos tejidos entre escenas de la vida cotidiana. Tal vez ahí está la belleza, en lograr conectar la historia -de 1930 a 1980- con las biografías.

palabras dibujadas

Contrabandistas de palabras

Los pies de Yang Huanyi habían sido atrofiados en la infancia. A los tumbos caminó su vida. Murió en el otoño del año 2004, cuando estaba por cumplir un siglo.

Ella era la última conocedora del Nushu, el lenguaje secreto de las mujeres chinas.

Este código femenino venía de tiempos antiguos. Expulsadas del idioma masculino, que ellas no podían escribir, habían fundado su propio idioma, clandestino, prohibido a los hombres. Nacidas para ser analfabetas, habían inventado su propio alfabeto, hecho de signos que simulaban ser adornos y eran indescifrables para los ojos de sus amos.

Las mujeres dibujaban sus palabras en ropas y abanicos. Las manos que los bordaban no eran libres. Los signos, sí.

Eduardo Galeano. Espejos, una historia casi universal.

never a year like ’09

Justo acabo de publicar un post sobre las tendencias de búsquedas y menciones de los usuarios de Internet, en Google, YouTube y Twiiter, pero creo que este video de Jib Jab (que vi en ALT1040) dice mucho más tanto de los sucesos que se alcanzan a ver en las listas de tendencias antes mencionadas, como de la cultura contemporánea… muy gringa, quizá, pero que recordamos globalmente.

Try JibJab Sendables® eCards today!

Notas sobre la IAMCR México 2009

Este año, el tema de la IAMCR Conference fue derechos humanos y comunicación, entendiendo esta relación a partir de lo que estableció el Informe MacBride en 1980: que el derecho a comunicar es un prerrequisito para la realización de los otros derechos humanos.

La relación entre derechos humanos y comunicación fue abordada en varias plenarias, muchos de los participantes se centraron en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es decir, el derecho a la libre expresión. Sin embargo, pensar en un derecho a la comunicación va más allá, éste no se agota en la libertad de expresión y tampoco en el derecho a la información; en esto último coincidieron varios.

De la diversidad y los idiomas

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El inglés se ha configurado como lengua dominante desde la Segunda Guerra Mundial y es una condición para acceder a la discusión académica internacional; sin embargo, varios problemas han de ser considerados:

De entrada, la tensión entre la necesidad de traducción y lo intraducible. Mucha riqueza conceptual y hasta estilística se pierde cuando un texto académico es traducido; pero, de otro modo, ¿cómo interactuar-dialogar-compartir con otros investigadores que no dominan el mismo idioma? Nos guste o no, la traducción es necesaria para tener interlocución con la comunidad académica internacional.

La tensión entre la cuasi-obligatoriedad del segundo idioma y la imposibilidad de aprenderlo. En los países tercermundistas, la falta de recursos para aprender idiomas extranjeros es un grave problema. Curiosamente (o no tanto), son precisamente los habitantes de estos países los que mayor necesidad tienen de aprender otros idiomas. Como ejemplo, fue visible en esta Conferencia que los anglos sólo hablan inglés, mientras que los no-anglos (latinos, europeos, asiáticos y africanos) hablan su idioma de origen, inglés y, con bastante frecuencia, algunos otros idiomas. También es importante hacer notar que, por haberse realizado en México, las plenarias de esta Conferencia fueron en español e inglés (con traducción simultánea), pero, ¿qué hay de aquéllos cuya lengua de origen no es ni una ni la otra?

Para pensar: de un lado, el derecho humano a presentar el trabajo en el idioma de origen; de otro, los problemas de comunicación que esto traería… yo no espero que mis interlocutores de Australia, Irlanda, China, Grecia y más hablen español y tampoco pretendo hablar chino (griego sí, pero eso es fijación mía); así que cómo resulta útil el inglés a pesar de todo.

El pensamiento latinoamericano

Si bien los investigadores latinoamericanos no disponen de recursos suficientes, como sus colegas primermundistas, la producción científica no desmerece.

Algunos (y recalco, algunos) colegas de primer mundo, presentaron trabajos en la lógica de pregunta-hipótesis-comprobación, con objetos de estudio muy acotados, pero también francamente descontextualizados, como si las prácticas de comunicación no tuvieran dimensión espacio-temporal, como si el objeto construido pudiera observarse de manera neutra en un laboratorio.

Los trabajos latinoamericanos, por el contrario, ofrecieron planteamientos complejos y densos, objetos situados socio-históricamente y muchas pistas para seguir trabajando. ¿Será que de este lado del mundo, ante la falta de dinero, se impone la creatividad? ¿Será lo que apuntó Jesús Martín-Barbero en el sentido de que no hay un continente más mestizo que el nuestro, con herencia indígena-española-africana y con realidades complejas de múltiples desigualdades? ¿Será que las condiciones culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas de estos rumbos nos obligan a buscar aproximaciones más complejas que nos permitan asir e interpretar fragmentos de nuestra realidad?

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Los extranjeros en el DF

La actitud de los investigadores extranjeros frente a la Ciudad de México fue increíble. Meses atrás, expresaban miedo y desconfianza a viajar al país de los narcos y los muertos a destajo; esto se puso peor con las noticias sobre la influenza, muchos no querían venir. Los que se atrevieron, que fueron bastantes, encontraron un panorama distinto al imaginado: la riqueza cultural de una ciudad que está llena de memoria y que transpira historia de siglos y siglos, con la dinámica cosmopolita. Muchos hicieron explícito cuánto valoraron el esfuerzo de la UNAM, de Aimé Vega (la organizadora) y todo su equipo. También quedaron maravillados ante la gastronomía mexicana, las fiestas y detalles que para los locales son cotidianos, como el izamiento de la bandera cada mañana en el Zócalo. Quizá lo más fuerte fue que la Conferencia se realizó en el Centro Cultural Tlatelolco, justo a un ladito de la Plaza de las Tres Culturas; observar el contraste entre lo indígena, lo español y lo contemporáneo, así como pararse en una plaza que ha visto correr tanta sangre (sangre indígena en 1521, cuando Hernán Cortés derrotó a Cuauhtémoc; sangre estudiantil en 1968, cuando la protesta fue violentamente reprimida y la plaza fue barrida), dejó a más de uno con la piel de gallina.

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Nota al pie: sobre la diversidad

Los bolsos oficiales de la Conferencia no eran las típicas mochilas-con-logo-todas-iguales, sino tenangos bordados con calma por mujeres hidalguenses, con figuras fantásticas; cada uno de los que participamos tiene un tenango, pero cada uno de éstos es distinto, como distintos somos todos: todos iguales, todos diferentes.

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comunicación en situaciones de crisis: caso Honduras

hondurasCuando el poder en turno, entre otras cosas terribles, congela medios de comunicación, la resistencia sigue por otras vías:

La gente contó el golpe a través de Twitter

Con Honduras, Twitter nuevamente se convierte en vía de comunicaciones de una crisis

President of Honduras ousted in military coup: Bloggers in Honduras react to the coup

La blogósfera en Honduras denuncia el apagón mediático tras el golpe de Estado

toda una vida en blog… ahora se fue Amalia

A sus 97, murió María Amelia López Soliño, la blogger más grande del mundo, que inició su blog cuando cumplió 95 años. Precisamente «A mis 95 años» era el título de su blog y en él escribió muchas de sus memorias de su juventud como opositora al régimen de Franco. Con el blogging, María Amelia, la abuelita bloguera, se volvió un personaje importante en su natal España y en el resto del mundo. En distintas entrevistas, ella declaró que Internet, de algún modo, le había regresado la vida, ya que la posibilidad de expresarse y de hacer amigos a través de su blog la había hecho feliz. En el último post de su blog, de hecho, su nieto escribe a nombre de la familia: «os queremos agradecer a todos vosotros estos 880 días de blog que la hicieron muy feliz, estas muestras de cariño y este apoyo fundamental para que disfrutase como nunca de sus últimos años».

Si bien llama la atención el caso de María Amelia, junto al de Olive (otra blogger mayor que murió el año pasado), porque se salen por completo del rango de edad más frecuente entre los bloggers (20 a 35 años), los sentidos que se aprecian en lo que ellas llegaron a expresar en sus blogs y en entrevistas, así como en lo que sus propios familiares comentan, son los mismos sentidos que tienen los blogs para el común de los bloggers, independientemente de la edad: sentidos de creación, reflexividad, reafirmación de la identidad, soporte emocional, identificación, reconocimiento, vínculo con los otros, proximidad, libertad, toma de la palabra pública, trascendencia y más.

todos los días de Internet

Hoy es el día de Internet, oficialmente. Todos los días son de Internet al final de cuentas. Pero Internet y, fundamentalmente, las redes sociales, se han vuelto fundamentales en ciertos momentos/temporadas en los meses más recientes.

Ensayando un recuento, puedo citar fenómenos como el éxito de la campaña de Obama en Facebook en 2008, la documentación en Twitter de sucesos como el avionazo de Mouriño o el accidente en el río Hudson, la creatividad cotidiana frente a la influenza (ver la cumbia de la influenza) o frente a los políticos (ver «Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi robando»).

Es pertinente no olvidar escándalos como que el IFE pida a YouTube retirar el video de «Yo lo vi robando», parodia de la canción de la cinta Rudo y cursi, por considerar que afecta la imagen de un partido político; al final de cuentas lo que lograron fue que el video se multiplicara en YouTube, Facebook y otras redes y que circulara vía correo electrónico, LimeWire y más. Otro caso que no debe ser olvidado en México es la cruzada contra Facebook, Hi5 y MySpace que emprendió Televisa en agosto de 2008 y que otros medios siguieron, pero que no se analizó lo suficiente, ¿será acaso un intento de venganza por su Giggs? Y fuera de México, no hay que perder de vista otros asuntos preocupantes como la prohibición del acceso a Internet a los cubanos en Cuba.

Todavía hay mucho que hacer, que pensar y que estudiar en torno a Internet.