Distintas miradas en el estudio de los movimientos sociales: Notas sobre el seminario Movimientos en Red, Identidades Políticas y Poder Ciudadano

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En junio pasado, asistí al Seminario Internacional Movimientos en Red, Identidades Políticas y Poder Ciudadano, en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Lo más interesante fue escuchar una diversidad de perspectivas para el estudio de los movimientos sociales. He aquí unas pocas notas que he rescatado de ese día.

Posturas encontradas

¿Cuál es el criterio para afirmar que un movimiento social ha tenido éxito? Con frecuencia, se les reclama a los movimientos que no han transformado el orden social cuando no han tomado el poder. Ésa fue la postura de Raúl Benítez. La postura contraria fue de Jesús Robles Maloof, quien afirmó que el parámetro no es ganar una guerra, sino colocar temas en la agenda y hacer de la red un espacio de resistencia.

La centralidad de los medios

Raúl Trejo Delarbre colocó el asunto de los medios. Si bien internet es un espacio privilegiado, los movimientos alcanzan mayor visibilidad cuando saltan a los medios. De algún modo, coincidió Leonardo Curzio, quien señaló que la televisión concentra la información y recordó que el ciberactivismo no es lo mismo en regímenes democráticos y en regímenes autoritarios: «de todas las desigualdades que hay en México, el acceso a la información es una de las peores».

Las emociones, el humor y la violencia

Amaranta Cornejo Hernández y Andrés Monroy presentaron otro tipo de acercamientos a los movimientos sociales: ella, mediante el acercamiento cualitativo a las emociones y al género en #YoSoy132; él, mediante la reflexión sobre los memes políticos y el trabajo con big data en los tuits sobre la inseguridad pública en México.

#TodosSomosJorgeyJavier

Hace 4 años, Jorge Mercado y Javier Arredondo, dos estudiantes del Tec de Monterrey, fueron asesinados frente a la puerta de su universidad. La versión oficial en aquel momento fue que eran o habían sido confundidos con sicarios, pero fue demostrado que se trataba de jóvenes estudiantes cuyo grave error fue estar en la escuela en el momento del encuentro armado. Ahora, un grupo de jóvenes ha llamado a no olvidar y a limpiar la memoria ensuciada. Se han movilizado en Monterrey para recordar a sus compañeros y las otras víctimas que la guerra contra el narcotráfico.

Desde esta pantalla, me solidarizo con ellos, porque alguna vez fui parte del Tec, porque toda la vida he sido estudiante y porque, como mexicana, me da vergüenza y horror el trato que los ciudadanos comunes tienen/tenemos por parte de la autoridad. Nadie debería ser más un daño colateral. Todos tenemos dignidad. Por eso, hoy #TodosSomosJorgeyJavier.

Mujeres desde, en y frente a los medios

El mes pasado participé en el Seminario de Igualdad de Género y No Discriminación, organizado por la Junta Local de Aguascalientes, del Instituto Federal Electoral. En esa oportunidad, compartí con los participantes algunas reflexiones sobre el papel de las mujeres en los medios de comunicación y prometí hacer un post para ellos con ligas a algunos de los casos sobre los que hablamos. Tarde, cumplo con lo prometido. He aquí las ligas.

El blog de Periodistas de a pie, coordinado por Marcela Turati y otras periodistas. El blog del libro Entre las cenizas, editado por Marcela Turati y Daniela Rea. También el blog del libro Fuego cruzado, de la autoría de Turati.

El blog de la periodista española radicada en México, Judith Torrea, Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico.

El blog de Eileen Truax, periodista mexicana radicada en Estados Unidos, y el de Dreamers, su libro acerca de los migrantes y el sueño americano.

Y el Blog del Narco, operado también por una mujer cuyo seudónimo es Lucy.

 

Miss Bala y los sentimientos encontrados

Ver Miss Bala me ha provocado sentimientos encontrados. Por un lado, celebro la iniciativa, me agrada que presente esta otra perspectiva de la violencia en México. Creo que su gran acierto es justamente colocar el tema de la naturalización de la violencia y el enorme entramado de vínculos entre áreas que hace años pensábamos ajenas y desconectadas entre sí. Contar la historia a partir de la chica que ni sabe bien a bien qué pasa, me parece que también es un gran acierto y una gran metáfora del estado de confusión de la sociedad frente a las amenazas, que ni sabe claramente de dónde vienen.

Sin embargo, creo que falla en el manejo del tiempo; en el afán por mostrar la fugacidad, pareciera todo ocurrió en tres días y eso le resta profundidad. Creo que también falla en congruencia: hay cosas que no muestra y se entienden perfecto, como la violación de Laura; hay cosas que muestra de más y al final muestra mal, como la escena sexual entre Laura y el narco feíto en la camioneta en una posición anatómicamente imposible o el asesinato del agente de la DEA que termina colgado de un puente.

Por lo demás, para quienes vivimos en Aguascalientes, la sorpresa es considerable al descubrir una Tijuana muy aguascalentense. Gran parte de la película fue rodada en estas tierras, dicen que el gobierno no aportó dinero del erario público a esta película, como sí lo hizo con Abel; pero quién sabe. Como sea, muchos lugares se ven: la calle Madero, Las Antorchas, la Plaza Fundadores, López Mateos con algún paso a desnivel en construcción, el Sindicato Ferrocarrilero, alguna casa perdida en la salida a San Luis… con vista al Cerro del Muerto, la tiendita de cervezas que ocupa el espacio donde alguna vez estuvo Danessa 33, el centro comercial El Dorado, la central camionera, el lugar de las combis. Ahí está todo y, a la vez, podría tratarse de cualquier ciudad.

Todos en el piso

No sabemos qué pasa afuera, sólo escuchamos los balazos. Quizás el video que está abajo es una metáfora perfecta de nuestra situación frente a la violencia, podemos no saber de dónde viene ni qué está pasado exactamente afuera, pero a falta de soluciones colectivas, buscamos formas individuales de enfrentarla o, al menos, de asumirla (a propósito de lo que señalaba en el post anterior).

Alan Santacruz lo expresó mejor que yo, cuando puse el video en mi muro de Fb: «Me ha conmocionado, atroz, Dorix, atroz… el canto de la copla con los niños en el piso, mientras, afuera, las balas de un rifle automático terminan en el cráneo de algún señor». Vaya contrastes. Vaya combo de impotencia, incertidumbre, dolor y esperanza, tenemos.

Soy fan de la maestra, sobra decirlo.

Notas para pensar la violencia: Rossana Reguillo y Germán Rey en el Encuentro AMIC

Hace poco menos de un mes, se realizó en Pachuca el XXIII Encuentro Nacional de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, que este año se dedicó a la relación entre violencia, comunicación y vida cotidiana. Tres conferencias, tres paneles y diversas ponencias repartidas en los grupos de investigación, fueron dedicados justamente a pensar la violencia desde la comunicación; pero quiero centrarme en algunas notas de las dos conferencias clave, a mi parecer, en el encuentro: la de Rossana Reguillo y la de Germán Rey.

Rossana Reguillo, con la pasión que la caracteriza, señaló que hay un colapso en las formas interpretativas de la realidad y que no hay suficiente material para pensar las violencias, éstas, dijo, no se inauguraron con el crimen organizado, sino que son una dimensión constitutiva de lo social: la violencia estructural se manifiesta en la exclusión; la violencia histórica se concentra en la anomalía; la violencia disciplinante envía mensajes mediante ciertas categorías identitarias, como los jóvenes y las mujeres (y esto conlleva estrategias de desidentificación); la violencia difusa es la que disloca nuestra vida cotidiana, no sabemos de dónde viene (¿del narco?, ¿de la policía?, ¿de los militares?), puesto que hay un borramiento entre lo legal y lo ilegal. Justamente, la violencia difusa lleva al repliegue a lo privado y al vaciamiento de lo público.

Para pensar la violencia, Reguillo empleó la metáfora de la «sensación térmica» (que antes ya había explicado en su blog), es decir, el encuentro del cuerpo con las condiciones climáticas, para entender cómo es nuestro encuentro con la violencia.

Germán Rey, investigador colombiano, también habló de diversos aspectos de la violencia, en relación con la cultura y la comunicación. Hay elementos comunicativos de la violencia, como la carga simbólica, la tensión visibilidad-invisibilidad, el impacto en la creación de imaginarios sobre la violencia, así como sus narrativas y representaciones, e incluso la estética mafiosa y las contrasimulaciones en la estética urbana. Llamó mi atención que Germán Rey hablara de sí mismo como de un colombiano curado de espanto se espanta ante los rituales de muerte del narco en México.

Sin embargo, frente a la violencia, señaló, la comunicación tiene algo que decir y debe evitar el silenciamiento. De manera concreta, la investigación de comunicación puede aportar a la comprensión de la representación mediática de la violencia, el papel de los medios en el establecimiento de la agenda pública, la construcción social del miedo, la percepción de la violencia y el carácter simbólico de la misma. Para finalizar, dijo que el mundo se le escapó al periodismo, es necesario reinventarnos el mundo.

Me duele este México rojo

Publicado originalmente en El Cafecito 61 y ahora también en Nuestra aparente rendición.

 

 

When the violence causes silence, we must be mistaken.

The Cranberries, “Zombie”.

 

La primera vez que estuve en Tlatelolco tuve una sensación muy extraña, al estar parada sobre el lugar donde nuestros antepasados indígenas hacían sacrificios humanos y donde ocurrió la masacre de los jóvenes estudiantes en 1968. En muchos momentos de nuestra historia, las manchas de sangre se han acumulado —literal y simbólicamente— en espacios geográficos concretos. Asistimos ahora al enrojecimiento de nuestro mapa, los asesinatos, ya no de individuos sino de grupos de personas, ya no sólo de “delincuentes” sino también de ciudadanos que cometen el grave error de estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, con las personas equivocadas y se convierten en “daño colateral”. ¿Hasta qué punto es normal? ¿Dónde comienza a ser demasiado?

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Recuerdo mucho una tira de Mafalda, donde ésta señalaba que tenía un enfermo en casa. Se trataba de un mundo recostado, ya que, en palabras de ella: “Le duele el Asia”. Si retomamos esa metáfora, quizá podamos decir que al mundo le duele todo, le duele China y también Birmania, Inglaterra, Haití, Afganistán y más. También le duele México, con sus graves problemas de feminicidios y el incremento en la comisión de delitos relacionados con el crimen organizado, con el olor a miedo y los ríos de sangre y los gritos de ayuda que no son escuchados.

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“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”[1], con esas palabras Felipe Calderón tomó protesta como presidente hace casi cuatro años. Alguien no está haciendo bien su trabajo si el bien y la prosperidad se traducen en una supuesta guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más destrucción y muerte que soluciones, donde la sensible pérdida de miles de vidas es reducida a un daño colateral. Del otro lado, si la inseguridad y la violencia llevan al silencio y la indiferencia, los ciudadanos —en tanto Nación— no estamos asumiendo nuestros derechos y obligaciones de demandar a nuestros representantes que hagan su trabajo.

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Recientemente fue publicado en Nexos, el artículo “Cómo reducir la violencia en México”, de Eduardo Guerrero Gutiérrez. El autor delinea las tendencias en la violencia en nuestro país desde el año 2001, hace una crítica a la actuación del gobierno mexicano y plantea propuestas concretas de acción. La crítica es clara: “El gobierno federal falló en dos temas cruciales: el diagnóstico del mal y el método para combatirlo. El gobierno supuso, equivocadamente, que las organizaciones criminales no tendrían capacidad para reaccionar ante el asedio gubernamental. Peor aún: el gobierno creyó que él mismo estaba en condiciones de iniciar la guerra en enero de 2007. Este error de cálculo ha implicado enormes costos para el país en términos de vidas humanas y bienestar. El incontrolable aumento de la violencia en varios puntos del país ha propiciado que la estrategia oficial se revierta en contra del gobierno mismo. Junto con la violencia crecen el secuestro y la extorsión, el consumo de drogas y la percepción pública de que la guerra se perdió”[2]. Con frecuencia, el discurso oficial habla del narcotráfico y las organizaciones criminales como si se tratara de una realidad aparte a la que se ataca, pero no se ha reconocido lo que Guerrero Gutiérrez y otros analistas han señalado, la relación entre los “golpes” que el gobierno ha dado con la detención o ejecución de grandes capos y el incremento en los niveles de violencia en la reorganización de las geografías del narco y la reapropiación de territorios.

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En El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia, el antropólogo Arjun Appadurai habla de un contraste entre dos lógicas: la del sistema vertebrado de los estados-nación modernos y la del sistema celular del las redes terroristas. Estas últimas están “conectadas, pero no dirigidas verticalmente; coordinadas, pero notablemente independientes; capaces de dar respuestas sin contar con una estructura centralizada de comunicación; borrosas, pero con claridad”[3]. Quizá sea un error comparar las organizaciones terroristas con el crimen organizado, de entrada, porque aunque existan claras similitudes, hay también muchas diferencias. Sin embargo, quizás esto ayude a entender las fallas en la “guerra” o “lucha” contra el narcotráfico que ha emprendido el gobierno mexicano, porque el enfrentamiento entre sistemas distintos no ha conducido a la añorada tranquilidad, sino a la rearticulación y multiplicación de las organizaciones delictivas.



[1] 500 años de México en documentos (2006, diciembre 1). Toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Disponible en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/2006_413/Toma_de_Protesta_de_Felipe_Calder_n_Hinojosa_como_Presidente_constitucional_de_los_Estados_Unidos_Mexicanos.shtml

[2] Guerrero Gutiérrez, E. (2010, noviembre 3). Cómo reducir la violencia en México. Nexos. Recuperado el 5 de noviembre de 2010, de: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=1197808. Disponible también en Nuestra aparente rendición: http://nuestraaparenterendicion.blogspot.com/2010/11/eduardo-guerrero-nos-autoriza-publicar.html

[3] Appadurai, A. (2007). El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia. Barcelona: Tusquets.

Nota suelta sobre la naturalización de la violencia

El martes 22, a las 5, llegué a la biblioteca, abrí mi laptop y de inmediato fui bombardeada vía Twitter con la noticia: habían lanzado una granada en la bodega del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes, donde se guardaban las boletas electorales para el próximo 4 de julio —a eso hay que sumar que menos de 24 horas antes, habían asesinado a un abogado y habían baleado un policía—. No hubo muertos y las boletas también sobrevivieron, pero el hecho de un ataque justo ahí, justo ahora, es por sí mismo un hecho grave y dispara muchas preguntas. Una hora después de la noticia, recibí un correo electrónico, con una imagen en jpg, donde aparecía una fotografía del atentado de Atocha y se incriminaba a cierto partido político en el granadazo al IEE, pero además se equiparaba al ataque terrorista de lo que llamaban “el metro de Madrid”. Mucha velocidad, ¿no? Es como si ya lo hubieran sabido, qué asco. Los días subsecuentes, los dos partidos grandes se dedicaron a culparse unos a otros, más asco. El IEE ha pedido que vayamos jubilosos a votar. Seguramente iremos, aunque no todos y probablemente no con tanto gusto, ante el agotamiento de los discursos y la ausencia de propuestas concretas y viables.

En estos días, las noticias sobre balaceras y asesinatos—a veces múltiples—ya son cotidianas. Aun así, no es dato menor que el lunes fuera asesinado el candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas. Y, además, fue terrible para mí enterarme ayer —vía Twitter, sobra decirlo— de la balacera en Guadalajara, donde murió un policía baleado y además, como “daño colateral”, murieron dos mujeres que iban en un coche contra el que se impactó una patrulla.

Si la “naturalización” de la violencia ocurre cuando “vamos ganando” la guerra contra el crimen organizado —¿o debo decir “la lucha contra la inseguridad”?— no quiero imaginar cómo sería si estuviéramos perdiendo.

Juárez, las miradas y la memoria

Recuerdo las tiras donde Mafalda decía que al mundo le dolía el Asia, creo que hoy al mundo le duele todo el cuerpo, pero en algunos puntos es inconcebible que pueda experimentarse más dolor. Juárez es uno de ellos, arrastra muchos dolores, el de sus mujeres asesinadas y olvidadas, el de su seguridad perdida, el de sus jóvenes masacrados cuya memoria es ofendida por quienes se supone estarían a cargo de ver por ellos. Como en otros momentos, se hace presente la necesidad de gritar lo que pasa y lo que se percibe, lo que se siente y no encuentra cabida en muchas noticias. «Juárez se nos cae a pedazos», dice Tere Almada en un mail que Chilangelina publicó en su blog; «hoy siento que el tiempo y las fuerzas se nos agotan y Ciudad Juárez se nos muere de tristeza», finaliza. Jorge Pedro también publicó el mail de un amigo suyo que vive allá; «se siente algo en el cuerpo que afecta, y no sólo mentalmente», dice y habla de las extorsiones como pan de cada día. Rossana Reguillo publicó en Facebook fotos que tomó Salvador Salazar en la protesta que realizaron el día que Calderón estuvo en Juárez. Me duelen esas miradas, tan distintas como profundas, sobre esa realidad que vemos en Televisa. Me pregunto qué dirá, en 50 años, la historia oficial sobre la incompetencia y el cinismo de las autoridades y qué dirá sobre el dolor y el desencanto de los que ven su ciudad y su vida caer a pedazos.

Actualización: Esta noche, tuiteros y feisbuqueros se unen a #vigiliaporjuarez.

Segunda actualización: Salvador Salazar, desde Juárez, publica fotos de la Marcha de Coraje, Dolor y Desagravio: SOS Juárez.