El martes 22, a las 5, llegué a la biblioteca, abrí mi laptop y de inmediato fui bombardeada vía Twitter con la noticia: habían lanzado una granada en la bodega del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes, donde se guardaban las boletas electorales para el próximo 4 de julio —a eso hay que sumar que menos de 24 horas antes, habían asesinado a un abogado y habían baleado un policía—. No hubo muertos y las boletas también sobrevivieron, pero el hecho de un ataque justo ahí, justo ahora, es por sí mismo un hecho grave y dispara muchas preguntas. Una hora después de la noticia, recibí un correo electrónico, con una imagen en jpg, donde aparecía una fotografía del atentado de Atocha y se incriminaba a cierto partido político en el granadazo al IEE, pero además se equiparaba al ataque terrorista de lo que llamaban “el metro de Madrid”. Mucha velocidad, ¿no? Es como si ya lo hubieran sabido, qué asco. Los días subsecuentes, los dos partidos grandes se dedicaron a culparse unos a otros, más asco. El IEE ha pedido que vayamos jubilosos a votar. Seguramente iremos, aunque no todos y probablemente no con tanto gusto, ante el agotamiento de los discursos y la ausencia de propuestas concretas y viables.
En estos días, las noticias sobre balaceras y asesinatos—a veces múltiples—ya son cotidianas. Aun así, no es dato menor que el lunes fuera asesinado el candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas. Y, además, fue terrible para mí enterarme ayer —vía Twitter, sobra decirlo— de la balacera en Guadalajara, donde murió un policía baleado y además, como “daño colateral”, murieron dos mujeres que iban en un coche contra el que se impactó una patrulla.
Si la “naturalización” de la violencia ocurre cuando “vamos ganando” la guerra contra el crimen organizado —¿o debo decir “la lucha contra la inseguridad”?— no quiero imaginar cómo sería si estuviéramos perdiendo.
Lo malo es que la violencia ya se está «normalizando», ya lo vemos normal, común y cotidiano… sobre todo cuando no pasa a alguien cercano… Por ejemplo, robaron mi casa hace 15 días y la policía lo ve tan normal que no pasa nada (todavía no llega la policía investigadora cuando desde hace 2 semanas perdí más de 4 horas haciendo declaración)…
Triste, pero cierto…
Y más que triste, hasta doloroso.