La búsqueda de mirar más allá: El G1 de AMIC y el viraje hacia lo público y lo político

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Hace por lo menos un año que los participantes constantes del G1 de AMIC (grupo de investigación sobre nuevas tecnologías, internet y sociedad de la información) entramos en una especie de etapa auto-reflexiva, a partir de la pregunta por las preguntas que nos hemos hecho a través de estos años. La discusión de este año fue, quizás, una de las más ricas en muchos sentidos.

Este año —en el que, por cierto, hubo menos ponencias, pero de mayor calidad— fue posible identificar dos tendencias en el grupo: una en torno a las identidades, la performatividad y las interfaces[1], que da continuidad y profundiza lo que habíamos trabajado en los años previos; otra que constituye un viraje hacia las preguntas por lo público y lo político[2].

Quienes llevamos varios años en el grupo observamos diversos desplazamientos temáticos, teóricos y metodológicos. Temáticamente, vamos superando esta especie de mediacentrismo que durante varios años arrastramos. Dejamos de hablar de blogs, Second Life, Facebook o Twitter, para hablar de procesos comunicativos más amplios. Teóricamente, parece que todos los caminos llevan a la lingüística, la semiótica, la psicología, la filosofía política y la sociología de movimientos sociales, en la búsqueda de abordajes que den cuenta de la complejidad de estas prácticas de comunicación. Metodológicamente, nuestros abordajes cualitativos de siempre se han enriquecido con lo cuantitativo —sobre todo a partir del trabajo con big data— y lo mixto.

Tanto en las sesiones como en los pasillos, nos preguntamos más de una vez cuál es la especificidad de nuestro grupo, cuando en todos los grupos hay discusiones que implican mediaciones tecnológicas (en educación, audiencias, periodismo y más) y cuando —disculpen todos por ser tan necia con este punto— nuestras nuevas tecnologías se han hecho viejas. Quizás este momento de incertidumbres, que nos resulta tan desafiante y emocionante, es la señal de que nuestro grupo está madurando. Ya veremos qué depara el próximo año.

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[1] En esta línea pueden situarse las ponencias de Jorge Hidalgo Toledo (Hipermediatización: prácticas performativas y cambios estruc- turales en la construcción de las constelaciones e identidades hipermediales), Gabriel Pérez Salazar, Francesco Gervasi y Basilia Fernanda Cuevas (Expresión de identidades religiosas en línea: El caso de la Santa Muerte en Facebook), Jacob Bañuelos Capistrán (Documentalismo conversacional en Instagram: interface e interactividad multidimensional), Raquel Espinosa Castañeda (Generación de imágenes mentales a partir de la percepción virtual táctil en personas ciegas utilizando tecnologías de realidad virtual y sistemas hápticos), Magdalena López de Anda (Genealogía de los Mundos Virtuales: del relato al inventario) y Josela Romero López (El talante polisémico de la noción redes sociales).

[2] Esta línea se integra por las ponencias de María de la Luz Casas Pérez (Ciudades inteligentes y ambientes de comunicación digital), Amílcar Chavarría Cruz (Esfera pública, de lo tangible a lo digital. Twitter en las Elecciones Presidenciales México 2012), Guiomar Rovira Sancho (La política en las redes digitales: un espacio sin aura), Miguel Angel Rivera Herrera (¿Interacción política en el marco de la Sociedad de la Información?: Un análisis del uso de la red social Twitter por ciudadanos y candidatos presidenciales en la elección México 2012), Jacobo Nájera, Paola Ricaurte Quijano y Jesús Robles Maloof (Las sociedades de control: biopoder, tecnología y vigilancia de Estado), la mía (La red, la calle y los medios: Tres escenarios para el estudio de la expresión pública de los activistas) y la de Juan Manuel Ávalos González, que no alcanzó a llegar, pero que es un elemento constante en este grupo  (Disidencia juvenil y medios digitales. Aproximación a la experiencia del #YoSoy132 Tijuana).

Nueva edición de Virtualis: Tecnología, internet y vida social

Ya está en línea el número 6 de Virtualis, la revista del Centro de Estudios sobre Internet y Sociedad, del Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad de México. La edición aborda la relación entre tecnología, internet y vida social, en términos de retos teóricos y metodológicos para su abordaje. Las coordinadoras de este número fueron María Elena Meneses y Paola Ricaurte. Entre los artículos publicados, hay uno mío: «Desafíos en el estudio de la comunicación en internet«.

El diario en línea. Metodología para el análisis y la reflexión sobre Internet y las prácticas políticas entre universitarios

Hace unos días la Revista Latinoamericana de Metodología de Investigación Social publicó el artículo «El diario en línea. Metodología para el análisis y la reflexión sobre Internet y las prácticas políticas entre universitarios», cuyas autoras somos Rebeca Padilla, Dolores Villalpando y quien esto escribe. Esperamos que este artículo sea de utilidad para otras investigaciones.

 

 

¿Generación y nativos digitales?

Esa pregunta se hace el quinto número de la Revista Argentina de Estudios de Juventud, en el cual, por cierto, participo.

He aquí el índice de artículos.

Medianeras, la ciudad y la red

De mi columna, que se llama igual que este blog, en Razón y Palabra.

“Hace más de diez años me senté frente a la computadora y tengo la sensación de que, desde entonces, nunca más me levanté”, decía Martín, uno de los personajes principales de Medianeras, un cortometraje que Gustavo Taretto dirigió en 2005[1] y que ahora, en 2011, se ha convertido en un largometraje[2]. He de confesar que sólo he visto el primero, hace años, en un festival de cine y que espero con ansias la llegada del segundo.

Medianeras es una reflexión sobre la ciudad, concretamente sobre la ciudad de Buenos Aires, la cual es caracterizada por Taretto como “caótica, impredecible, contradictoria, luminosa, empobrecida y hostil”[3]. Sobre ella, la reflexión tiene que ver con las implicaciones del crecimiento urbano desordenado en la vida cotidiana de sus habitantes: la presencia de demasiada gente en determinado territorio no ha conducido a una mayor convivencia entre quienes viven en cercanía geográfica. La reflexión que plantea Taretto sobre su ciudad bien podría plantearse sobre cualquiera de nuestras ciudades, medianas o grandes.

Esta posibilidad de pensar la ciudad en Medianeras plantea también una reflexión sobre internet. En nuestros tiempos es casi imposible pensar una cosa sin la otra. Mariana y Martín, los protagonistas de la película, experimentan cierta proximidad geográfica, suelen circular por los mismos lugares y constantemente se encuentran en la calle, pero no se dan cuenta, porque no se conocen, no saben quiénes viven alrededor ni cuánto tienen en común; a la vez, experimentan otras proximidades a través de internet, que no es una realidad alterna, sino algo que se ha incorporado en la vida cotidiana. De igual modo, la historia de amor de estos dos personajes, que experimentan la soledad y el aislamiento, podría ser la historia de muchos.

Pero, más allá de las historias, una gran aportación de la película es que coloca en la misma mesa de reflexión a la ciudad, la red y las subjetividades. Hace años, había quienes pronosticaban el fin de las ciudades e incluso de las interacciones cotidianas, a partir del crecimiento de Internet. El tiempo ha demostrado que las ciudades no han desaparecido, pero que muchas lógicas urbanas se han trastocado con los flujos globales de información.

La reflexión sobre la ciudad e Internet no puede desligarse en nuestros tiempos, porque la relación se produce en varios niveles y dimensiones, porque la ciudad no es un simple escenario donde ocurren las interacciones, la ciudad también ocurre a partir de esas interacciones. La red no existe como una realidad aparte, sino como una que está ligada a las condiciones materiales de infraestructura, a las condiciones políticas en términos de regulaciones y de posibilidades de libertad —o de restricción, como desafortunadamente hemos visto muchos casos recientemente—, a las condiciones culturales y educativas en términos de usos y apropiaciones.

Todas estas relaciones parecen invisibilizarse en las interacciones interpersonales, pero están ahí, como las calles de la caótica ciudad.


[1] The Internet Movie Database. “Medianeras” (2005). Consultado el 29 de octubre de 2011, en: http://www.imdb.com/title/tt0455622/

[2] The Internet Movie Database. “Medianeras” (2011). Consultado el 29 de octubre de 2011, en: http://www.imdb.com/title/tt1235841/

[3] Taretto, Guatavo. “Nota del director”. Medianeras. Consultado el 29 de octubre de 2011, en: http://www.medianeras.com/historia.php

Saber y certificar que se sabe: Notas sobre Internet y el conocimiento

De mi columna Coordenadas móviles, en Razón y Palabra.

 

La Universidad de Stanford se ha propuesto hacer un experimento en educación distribuida, a partir de la oferta de tres cursos en este otoño: Introducción a la Inteligencia Artificial[1], Introducción a las Bases de Datos[2] e Introducción al Aprendizaje Automático[3]. La particularidad es que los cursos, además de realizarse de manera presencial, estarán disponibles en línea, gratis, para gente de todo el mundo y con requisitos mínimos, tanto de conocimientos previos —probabilidad, álgebra linear, lenguajes de programación y, por supuesto, conocimiento del idioma inglés— como de equipo—computadora con una buena conexión a Internet—.

Obviamente, no es la primera vez que se explota a Internet para propósitos educativos, las experiencias de educación en línea han probado su eficacia por años, muchas universidades mantienen presencia en entornos virtuales como Second Life y gran cantidad de materiales educativos están disponibles en espacios como iTunes U y YouTube Edu. A eso hay que sumar las experiencias de uso de wikis y otras plataformas para trabajar documentos en forma colaborativa, los bases de datos académicas, los sitios para compartir archivos y más. Esto es ligeramente diferente, se trata de cursos ofertados de una manera muy abierta —me refiero a la gratuidad y la ausencia de requisitos muy complicados para el ingreso—, por una universidad de gran prestigio mundial. Sin embargo, quienes tomen los cursos en línea no obtendrán un certificado de la universidad, sino solamente una especie de reporte del profesor, con información sobre el desempeño del estudiante.

Esto abre algunos cuestionamientos sobre la pertinencia del conocimiento y de la acreditación del conocimiento. ¿Qué es lo importante realmente?, ¿haber estudiado con los expertos y tener una serie de competencias en un área de especialidad?, ¿o el pedacito de cartón, avalado por una institución, que certifica que uno ha estudiado algo y que, para efectos prácticos, se traduce en fichas para la vida en el mundo académico? Planteado de otro modo, ¿importa más saber o poder documentar que se sabe algo?

En ese sentido, mucho de lo que se aprende en Internet —y en la vida— no está avalado por títulos, certificados o diplomas; sin embargo, las competencias y recursos con que se cuenta, permiten a los sujetos realizar ciertas prácticas y posicionarse en determinadas áreas. Cristóbal Cobo y John W. Moravec ya han trabajado sobre el concepto de “aprendizaje invisible” y pueden dar muchas luces sobre estas transformaciones. De cualquier modo, cuando algo se transforma, no lo hace de manera aislada; el camino por recorrer es casi tan amplio como las preguntas que van surgiendo en esta coyuntura.

 

 


[1] Stanford Engineering. “Introduction to Artificial Intelligence”. Consultado el 27 de agosto de 2011, en: http://www.ai-class.com/

[2] Stanford Engineering. “Introduction to Databases”. Consultado el 27 de agosto de 2011 en: http://www.db-class.com/

[3] Stanford Engineering. “Introduction to Machine Learning”. Consultado el 27 de agosto de 2011 en: http://www.ml-class.com/

Acceso y libertad: El derecho humano a Internet

De mi columna Coordenadas Móviles en Razón y Palabra.

Hace un año, Finlandia estableció la conexión de banda ancha como derecho humano. Se trató del primer país en el mundo que lo consideró. Sus puntos de partida fueron la intención de desarrollar una sociedad de la información y el reconocimiento de que no todos los ciudadanos tenían acceso[1], a pesar de tratarse del primer mundo. En aquel momento no faltaron las opiniones que señalaban que, a diferencia de otros países, Finlandia no tenía problemas graves de derechos humanos y que por eso podía darse el lujo de plantear un derecho así. En otros países, de condiciones bastante diferentes, también se ha discutido y, en varios casos, creado este derecho.

En mayo pasado, la Asamblea General de las Naciones Unidas —a través del Reporte del Relator Especial sobre promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y expresión, Frank La Rue— ha reconocido el derecho humano a Internet, en relación con la libertad de expresión. Los argumentos de la ONU parten de la naturaleza transformadora de Internet, para posibilitar el ejercicio individual de la libertad de expresión, pero también para potenciar otros derechos humanos y para promover el progreso de la sociedad. Para ello, se concentra en dos dimensiones: el acceso al contenido y el acceso a la infraestructura física y técnica que permite acceder a Internet. Además, señala su preocupación ante los atentados contra la libertad de expresión en Internet, que han encabezado diversos gobiernos, con el bloqueo arbitrario de contenidos, la criminalización de la expresión, entre otros mecanismos. Ante esto, ha formulado recomendaciones para que los gobiernos garanticen el acceso a todos los ciudadanos[2].

Pensar Internet como derecho humano tiene al menos dos aristas: 1) el derecho al acceso a las TIC, 2) el derecho a la libertad de expresión.

Gran parte de los argumentos en pro de la consideración de Internet como derecho humano, se centran en la condición de posibilidad para el cambio social y para la defensa de los demás derechos, a partir del acceso, uso y apropiación de la tecnología, entre los derechos de cuarta generación; considerando de primera generación a los derechos civiles y políticos establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos; de segunda generación, a los de naturaleza económica, incorporados desde una tradición humanista y socialista; de tercera generación, a los derechos de la solidaridad, con grupos de edad, minorías étnicas/religiosas, y países tercermundistas, víctimas de la discriminación; y de cuarta generación, a las formas que, en el ciberespacio, cobran los derechos de primera, segunda y tercera generación[3].

El desarrollo de la tecnología ha estado históricamente vinculado al poder, pero Internet ha sido también apropiado por ciertos segmentos de ciudadanos.

Esto no supone de manera automática un elemento democratizador, pero no cabe duda de que es una dinámica que cambia la orientación concentrada y centralizadora que ha caracterizado hasta el momento a gran parte del desarrollo tecnológico. Ahora es posible establecer prácticas comunicativas que derrumban los muros de la antigua polis. Este cambio cualitativo trae consigo nuevas oportunidades de autogestión social, control social horizontal y de participación ciudadana, en pro de una mayor transparencia social. La Red aparece así como uno de los escenarios donde se dirime una de las más decisivas batallas por la libertad de expresión y, por ende, por los derechos humanos en general[4].

 

Amnistía Internacional ha señalado a Internet como nuevo escenario de la lucha por los derechos humanos, por los abusos en la vigilancia y las restricciones al uso de las TIC y a la expresión pública por medio de ellas[5].

Internet, precisamente por esa capacidad transformadora e interactiva que ha señalado Frank La Rue en su reporte, no es simplemente un medio más; es uno donde hay demasiado en juego, en términos de derechos humanos.

 


[1] BBC News Technology. “Finland makes broadband a ‘legal right’”. Consultado el 1 de septiembre de 2010, en http://www.bbc.co.uk/news/10461048

[2] United Nations. General Assembly. “Report of the Special Rapporteur on the promotion and protection of the right to freedom of opinión and expression, Frank La Rue”. Consultado el 16 de junio de 2011, en http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/17session/A.HRC.17.27_en.pdf

[3] Bustamante Donas, J. “Hacia la cuarta generación de derechos humanos: repensando la condición humana en la sociedad tecnológica”. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, 1. Consultado el 24 de septiembre de 2010, en http://www.oei.es/revistactsi/numero1/bustamante.htm

[4] Bustamante Donas…

[5] Amnistía Internacional. “Internet y derechos humanos”. Consultado el 24 de septiembre de 2010, en http://www.es.amnesty.org/temas/empresas/internet-y-derechos-humanos/

Libertad incompleta: El derecho a la comunicación, las disidencias y las represiones

De mi columna, Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

Pero no abandonemos las armas, ni siquiera en los momentos más difíciles. La injusticia social debe seguir siendo denunciada y combatida. El mundo no mejorará por sí solo.

Eric Hobsbawm. Años interesantes. Una vida en el siglo XXI.

 

 

Una de las bondades que se atribuyen a las TIC es el desplazamiento en el acceso a la expresión pública. La emergencia y la popularización de Internet han significado una ruptura con la lógica masiva y unidireccional de los medios tradicionales de comunicación, asimismo han permitido la incorporación de actores sociales distintos en la esfera pública, sin necesidad de ser legitimados por alguna institución o por los propios medios. En palabras de Manuel Castells:

La información es poder. La comunicación es contrapoder. Y la capacidad de cambiar el flujo de información a partir de la capacidad autónoma de comunicación, reforzada mediante las tecnologías digitales de comunicación, realza sustancialmente la autonomía de la sociedad con respecto a los poderes establecidos. Si esto parece abstracto, pregunten a José María Aznar, quien sabe de qué hablo, acerca de los hechos ocurridos en la reciente historia de España entre los días 13 y 14 de marzo de 2004. Lo cual quiere decir que la reapropiación por parte de la sociedad del fruto de su creatividad cuenta ahora con medios poderosos: Internet, redes globales de comunicación, acceso a información en código abierto, procesos de cooperación múltiple, comunicación móvil, multimodal y ubicua. Y todo ello al servicio de intereses y valores que se debaten, modifican y deciden con autonomía creciente por parte de los actores sociales. Los creadores, los oprimidos, los emprendedores, los que sienten la vida, pueden compartir sus sueños y sus prácticas[1].

Quizás el sueño más grande en torno a la comunicación digital ha sido la contribución al desarrollo de la democracia. Si bien tal relación no se ha producido en automático, se han registrado casos como los de Irán y Honduras, donde las redes han sido fundamentales para la resistencia, para visibilizar a los disidentes que no tendrían oportunidad de manifestarse en los medios tradicionales.

Sin embargo, los ataques a la libertad de expresión, aun en estos tiempos, son muchos y muy graves. El caso de Liu Xiaobo ha colocado en la agenda, la discusión sobre el derecho a la comunicación. Este activista, escritor y ex profesor universitario protestó a favor de la democracia en la plaza de Tiananmen en 1989 y participó en la redacción de la Carta 08, para pedir reformas democráticas, en 2008; además, en distintos momentos ha publicado escritos críticos con el Partido Comunista Chino. En su condición de disidente, ha estado en la cárcel y ha sido vigilado constantemente; en diciembre del año pasado fue condenado a 11 años de cárcel, por “incitar a la subversión del poder del Estado”[2]. Expresar sus ideas le ha llevado a vivir sin libertad en su país —él mismo habla de lo que significa escribir sin libertad[3]— y, a la vez, a ganar el Premio Nobel de la Paz, “por su larga y no violenta lucha por los derechos humanos fundamentales en China”[4].

El gobierno chino consideró la acción como algo obsceno y ha restringido la libertad de la esposa de Liu Xiaobo, a la vez que ha bloqueado las búsquedas en Internet y el envío de mensajes que contengan su nombre[5]. Al respecto, Thorbjørn Jagland, presidente del Comité Noruego del Nobel, señaló:

Si guardamos silencio acerca de China, ¿cuál será el próximo país que reclame su derecho al silencio y a la no interferencia? Este enfoque podría ponernos en camino a quebrantar la Declaración Universal y los principios básicos de los derechos humanos. No debemos y no podemos quedarnos callados. Ningún país tiene derecho a ignorar sus obligaciones internacionales[6].

 

En este sentido, llama la atención que el premio sea entregado 30 años después de la publicación del Informe MacBride, en el cual se planteó que el derecho a comunicar es un prerrequisito para los otros derechos humanos, entendiendo la comunicación en varios niveles: individual, local, nacional e internacional[7]; lo que busca trascender el derecho a la libertad de expresión, como lo consigna la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 19:

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión[8].

 

Muchos años han pasado y los atentados contra la libertad no han cesado. Como Liu Xiaobo, otras personas han vivido la represión por haber ejercido su libertad de expresión. Por mencionar algunos, Hossein Derakhshan, un blogger iraní ha sido condenado a 19 años y medio de cárcel. ¿La razón? Ser activista político y periodista[9]. El también iraní Hossein Maleki Ronaghi, fue sentenciado a 15 años, por evitar la censura en línea mediante un software, apoyar blogs en defensa de los derechos humanos e insultar al líder supremo. En total, 27 periodistas y nueve cibernautas iraníes se encuentran en prisión[10]. En Egipto, a Hosni Mubarak se le condenó a cuatro años en prisión por criticar públicamente en su blog, al Islam y al presidente[11]. Mientras tanto, en países como Afganistán[12], China, Cuba y otros, hay restricciones para acceder a Internet[13].

La libertad no estará completa mientras haya Liu Xiaobos encarcelados por manifestar sus opiniones. La libertad de expresión, que en la era de Internet debería darse por hecho, sigue siendo un anhelo.


[1] Castells, M. (2007). “Innovación, libertad y poder en la era de la información”. En De Moraes, D. (coordinador). Sociedad mediatizada. Barcelona: Gedisa Editorial. Pp. 175-182.

[2] Reinoso, J. (2010, octubre 9). Nobel de la Paz a la disidencia china. El País. Recuperado el 10 de octubre de 2010, de: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Nobel/Paz/disidencia/china/elpepiopi/20101009elpepiint_1/Tes

[3] Lobo, R. (2010, octubre 8). Liu Xiaobo, escribir sin libertad. El País. Recuperado el 10 de octubre de 2010, de: http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/2010/10/liu-xiaobo-escribir-sin-libertad.html

[4] Nobel Prize (2010). The Nobel Peace Prize 2010. Liu Xiaobo. Disponible en: http://nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/2010/xiaobo.html

[5] Goldshan, S. (2010, octubre 8). China blanks Nobel Peace prize searches. Citizen Lab. Recuperado el 9 de octubre de 2010, de: http://citizenlab.org/2010/10/china-blanks-nobel-peace-prize-searches/

[6] Jagland, T. (2010, octubre 22). Why we gave Liu Xiaobo a Nobel? The New York Times. Recuperado el 23 de octubre de 2010, de http://www.nytimes.com/2010/10/23/opinion/23Jagland.html?_r=1

[7] MacBride, S. (1980). Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.

[8] Asamblea General de las Naciones Unidas (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. Disponible en: http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml

[9] Goldshan, S. (2010, septiembre 28). Longest-ever sentence for Iranian blogger – 19 and a half years. Citizen Lab. Recuperado el 9 de octubre de 2010, de http://citizenlab.org/2010/09/longest-ever-sentence-for-iranian-blogger-%E2%80%93-19-and-a-half-years/

[10] Goldshan, S. (2010, octubre 15). Persecution of bloggers continues, now with harsher sentences. Citizen Lab. Recuperado el 16 de octubre de 2010, de http://citizenlab.org/2010/10/persecution-of-bloggers-continues-now-with-harsher-sentences/

[11] El País (2009, diciembre 22). Egipto ratifica la condena de cuatro años de cárcel para un ‘blogger’. Recuperado el 23 de marzo de 2010, de: http://www.elpais.com/articulo/tecnologia/Egipto/ratifica/condena/anos/carcel/blogger/elpeputec/20091222elpeputec_10/Tes

[12] Goldshan, S. (2010, octubre 6). Using new Internet filters, Afghanistan blocks news site. Citizen Lab. Recuperado el 9 de octubre de 2010, de http://citizenlab.org/2010/10/using-new-internet-filters-afghanistan-blocks-news-site/

[13] Jan, C. (2010, marzo 11). Control 2.0: la guerra por la libertad en Internet. El País. Recuperado el 23 de marzo de 2010, de: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Control/guerra/libertad/Internet/elpepusoc/20100311elpepusoc_13/Tes

 

Tecnofilias y tecnofobias, a la salud de Naief Yehya

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

Zygmunt Bauman plantea en En busca de la política[1] la metáfora del perchero, a partir del caso del pedófilo británico Sydney Cooke, al que además de sus delitos, se le atribuyó prácticamente la culpa de todos los males. Guardando toda proporción, considero que la tecnología es también un perchero donde se cuelgan todo tipo de percepciones e imaginarios, se le atribuye a veces, como a Cooke, la culpa de todos los males; pero también la posibilidad de transformar el mundo.

En días pasados, Naief Yehya estuvo en Aguascalientes, para impartir una conferencia e impartir un taller. Este último se tituló “Tecnocultura: estímulos, promesas y desilusiones en la era digital”. El autor, que es ingeniero de profesión, pero narrador y crítico cultural por adopción, hablaba de cyborgs, de nuestra relación con lo tecnológico, de Blade Runner y Terminator, de la pornografía y la mediatización de la sexualidad, de la tecnocultura y los nuevos lenguajes, de los usos de la tecnología y más. Pero un taller es construido también por los participantes y éstos, con demasiada frecuencia, se iban —o quizá deba decir “nos íbamos”— a niveles mucho más simples de la discusión, que por momentos se radicalizó entre tecnofóbicos y tecnofílicos.

Entre las ideas que circularon, escuché que todo el conocimiento posible existe ya y está plasmado en los libros antiguos, así que el error de las nuevas generaciones es no leer y quedarse sólo con las computadoras, que robotizan y alienan a las personas; y que los jóvenes no son creativos, porque viven en Internet y ahí todo “se les da digerido”. Lo primero lo señaló una profesora de más de 60 años, pero lo segundo lo planteó un promotor cultural de alrededor de 20. Otros participantes hablaron también con preocupación sobre el impacto de la tecnología en las personas, sobre todo en los jóvenes y los niños. Y hubo quien tomó la contraparte y defendió que el acceso a Internet democratizará diversas dimensiones de la vida social y permitirá a los oprimidos acceder a todo el conocimiento.

Nadie puede ser totalmente objetivo en una discusión y obviar sus posiciones frente a aquello que se discute. En este caso, las posturas acerca de la tecnología eran radicalmente opuestas, a partir de los entornos profesionales y personales de los participantes, así como de sus intereses y experiencias con las TIC, que oscilaban entre el desconocimiento y la fascinación, entre las tecnofobias y las tecnofilias. Es evidente que en ciertos sentidos sigue viva la separación entre apocalípticos e integrados que planteó Umberto Eco[2] hace décadas, para hablar de las posturas de perplejidad y optimismo, frente a las innovaciones de los medios de comunicación; pero que se traslada siempre a cuanto avance tecnológico haya. A las TIC se les atribuye tanto la esperanza del progreso y de la inteligencia colectiva, como la enajenación de los sujetos —lo que Rüdiger[3] señala como visiones prometéicas y fáusticas— y encontrar el equilibrio a veces resulta complicado. He de decir al final sí se logró que todos pusieran en duda las propias percepciones, para abrirse a la discusión.

Entretanto, habrá que regresar a una de las interrogantes que planteó Yehya: ¿cómo explicamos nuestra relación con lo tecnológico? Quizá problematizar esto permita dejar de convertir a la tecnología en el perchero donde se cuelgan las culpas y las maravillas.


[1] Bauman, Zygmunt (2006). En busca de la política. México: Fondo de Cultura Económica.

[2] Eco, U. (1975). Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas. Barcelona: Lumen.

[3] Rüdiger, F. (2004). Introdução às teorias da cibercultura. Porto Alegre: Editora Sulina.

 

A etiquetó a B en una de tus fotos: Sentido de comunidad del Festival de Música de Cámara

Dicen que cada uno ve lo que quiere ver, que dependiendo de sus experiencias e intereses ve con cierta nitidez algunos aspectos de la realidad. En mi caso, no pensaba escribir sobre el Festival de Música de Cámara Aguascalientes 2010, porque mi falta de formación musical es evidente y a lo máximo que puedo aspirar es a escribir desde la condición de fan (aunque, ya que lo pienso, ser fan permite ver otras cosas); pero en estos días posteriores he visto (lo que quiero ver) la extensión de las redes por vías no presenciales y eso me ha hecho clic de inmediato.

Luego de la semana de magníficos conciertos, subí algunas fotos a Facebook y etiqueté a quienes ya estaban entre mis contactos; luego mi sobrino Charbel etiquetó a algunos de sus compañeros y ellos, a su vez, a otros y otros y otros y en pocas horas, las notificaciones de Facebook crecieron cual mancha voraz: A etiquetó a B, C ha comentado tu foto, D ha solicitado etiquetar tu foto, A quiere ser tu amigo, B ha sugerido que conoces a C, D ha escrito en tu muro. Seguramente otros muros vivieron esto mismo. Las frías notificaciones dejaron ver un sentido de comunidad que se extendía de los espacios presenciales a los virtuales. Lo más divertido vino el fin de semana pasado, cuando me encontré en un bar a una violinista que participó en el Festival: “tú eres la que subió unas fotos, gracias”, me dijo.

Ya he discutido antes en este blog sobre la formación de redes de comunicación digital, a partir de las afinidades y los intereses compartidos, sea entre conocidos de contextos presenciales o entre desconocidos que se cruzan en el ciberespacio; pero fue genial visualizar, casi en tiempo real, el tejido de la versión virtual de las redes del Festival de Música de Cámara, luego de una semana de interacción presencial. No sé si sea mi imaginación, pero desde las sillas (iba a escribir «desde las butacas», pero este año no hubo, gulp) se percibía un ambiente más relajado y de mayor compañerismo. Alexander Freund, incluso, hablaba de una gran frescura y cierta atmósfera especial que envuelve el festival. Tal vez esa atmósfera se conserva en las redes, entre los que no se ven todos los días. De algún modo, la vida está hecha de encuentros; cuando se puede, éstos son cara a cara; cuando no, las tecnologías de información y comunicación permiten crear la sensación de que se está cerca.