Hace tiempo, tras ver Rachel getting married, platicábamos un amigo y yo sobre la boda — que en la película es pretexto para el dramón familiar — y sobre la incorporación de tantos elementos multiculturales, que si el novio negro hawaiano y la novia blanca gringa clásica, las damas de la boda envueltas en saris, las flores, la ceremonia íntima, el paso por ene géneros musicales en la fiesta, que lo mismo tiene jazz que samba — con bailarinas brasileñas incluidas — y más.
El punto es que no es la única película reciente que incorpora lo multicultural en un contexto típicamente gringo, por ejemplo, en The accidental husband hay una escena que ni siquiera aparece en el trailer, donde Patrick (Jeffrey Dean Morgan) lleva a Emma (Uma Thurman) y los Bollenbecker (Isabella Rossellini y Keir Dullea) a un bar mitzvah indio en algún lugar de Nueva York y de pronto se integran, como si nada, en un ambiente que les resulta ajeno.
En ambas películas es visible la búsqueda de hacer pasar lo multicultural como algo incorporado y no cuestionado, a diferencia de las cintas donde se enfatiza el conflicto cultural o el prejuicio hacia ciertas comunidades, sobre todo de parte de los estadounidenses. No es casualidad que cuando la globalización ha permitido ver que hay vida más allá de Hollywood y cuando los migrantes se cuentan por millones en EU, se empiece a incorporar lo multicultural en las historias típicamente norteamericanas y que esta incorporación sea legitimadora.
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