Dar una clase, la que sea, es siempre una oportunidad para aprender. Cuando la clase es de metodología de la investigación, es además apasionante observar cómo los estudiantes construyen sus objetos de estudio. Esta semana, mis alumnitos de LCO discutieron en sus equipos para definir muy inicialmente sus temas de investigación. Unos tienen más claridad que otros, pero en todos los casos resulta interesante ver por qué eligen lo que eligen: porque han vivido determinado problema en carne propia, porque se trata de un asunto que no conocen tanto y quieren aprender, porque buscan ir haciendo su caminito y generar experiencia en un área concreta, porque les preocupa el futuro, porque ven la incertidumbre en el campo laboral e incluso porque las conexiones familiares permiten acercarse a actores clave y eso se traduce tanto en facilidades para el trabajo como en oportunidades de posicionamiento. En fin, en algún lugar leí que uno investiga lo que le afecta, en muchos sentidos. Lo que me soprende es, tal vez, encontrar razones tan claras y tan sinceras en chavitos de primer semestre. He ahí una de las mil y un cosas que hacen que la vida valga la pena.