Increíbles descubrimientos: el presente, el futuro y el eG8

De mi columna Coordenadas Móviles, en Razón y Palabra.

 

Recientemente, se anunció con bombo y platillo la celebración del eG8, una reunión paralela a la cumbre del G8, en la cual Internet fue colocado como tema de la agenda internacional. Los líderes de ocho países desarrollados —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia— discutieron, junto con los líderes de la red —Facebook, Google, Wikimedia y más—. Mucho podría discutirse al respecto, pero quiero centrarme en un asunto: de acuerdo con el programa[1], el mensaje de bienvenida del anfitrión Nicolas Sarkozy[2], así como algunas de las discusiones, Internet se entiende como algo vinculado al futuro, como una serie de oportunidades y posibilidades para el crecimiento económico y la democracia. En el comunicado de prensa que se emitió al finalizar el encuentro[3], se enfatiza que Internet ha sido incorporado por primera vez en la agenda, en estas cumbres.

Habría que preguntarnos, sin embargo, ¿Internet es el futuro o es el presente de nuestras sociedades? Desde hace más de diez años, Manuel Castells habla de la sociedad red, como una estructura que caracteriza a nuestros tiempos y que se ha construido alrededor de las redes digitales de comunicación, de modo que la vida económica, política, social y cultural atraviesa por la red[4]. Y, en eso, mucho han tenido que ver varios de los países participantes: Internet se desarrolló en Estados Unidos, Francia tuvo su experiencia con el Minitel, gran parte de los dispositivos vienen de Japón, los habitantes de los países miembros del G8 tienen altos niveles de acceso a las TIC. Todo esto parece haberse dado por hecho.

En ese sentido, pensar en Internet y ver sólo hacia el futuro resulta parcial y un tanto engañoso, porque aleja la mirada de las experiencias, de lo construido a lo largo de años de innovación y apropiación. Sobre todo, pensar en Internet y cerrar la discusión, entre gobernantes y empresarios, resulta aún más parcial, porque olvida actores clave en el desarrollo y el estudio de la red: la ciudadanía y la academia, los protagonistas de las transformaciones y aquéllos que pueden contribuir a explicar lo que ha sido y lo que puede ser de la comunicación digital.

De cualquier modo, el encuentro ha servido para observar las posiciones encontradas en torno a distintos asuntos, tales como la regulación: los gobiernos plantean la necesidad de regular la Internet, con la bandera de la defensa de la privacidad, la autoría intelectual y la lucha contra la pornografía infantil; los creadores de Google y Facebook manifestaron su desacuerdo con la idea de las regulaciones, con la bandera de lo colectivo y de la libertad. Los intereses se mueven por todos lados, aunque los de los ciudadanos no estuvieron plenamente representados en la discusión.

Regular o no regular es, claramente, un debate de presente y no de futuro. Si bien todas las acciones deberán orientarse hacia él, la miopía de los líderes de las economías desarrolladas no les permite ver que el increíble descubrimiento de Internet como posibilidad ya había sido hecho años atrás y que, en otros ámbitos, la discusión lleva gran ventaja. Sobre todo, olvidan que la apropiación por parte de los ciudadanos, sigue sus propias lógicas, es diversa y se encuentra en permanente transformación.

Discutir sobre Internet es una necesidad, pero es evidente que los gobernantes han llegado tarde a la discusión. Bien escribió Wislawa Szymborska hace algunos años: “cuando pronuncio la palabra futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado”.


[1] E-G8 Forum. “Agenda”. Consultado el 24 de mayo de 2011, en http://www.eg8forum.com/fr/agenda/

[2] E-G8 Forum. “Mot d’accueil du Président de la Republique”. Consultado el 25 de mayo de 2011, en http://www.eg8forum.com/fr/discours/editorial/

[3] E-G8 Forum. “Press release”. Consultado el 31 de mayo de 2011, en http://www.eg8forum.com/en/documents/press-release/Final_press_release_May_30th.pdf

[4] Castells, Manuel. La era de la información: economía, sociedad y cultura. Volumen I: La sociedad red. Siglo Veintiuno Editores. México, 2001.

 

Me duele este México rojo

Publicado originalmente en El Cafecito 61 y ahora también en Nuestra aparente rendición.

 

 

When the violence causes silence, we must be mistaken.

The Cranberries, “Zombie”.

 

La primera vez que estuve en Tlatelolco tuve una sensación muy extraña, al estar parada sobre el lugar donde nuestros antepasados indígenas hacían sacrificios humanos y donde ocurrió la masacre de los jóvenes estudiantes en 1968. En muchos momentos de nuestra historia, las manchas de sangre se han acumulado —literal y simbólicamente— en espacios geográficos concretos. Asistimos ahora al enrojecimiento de nuestro mapa, los asesinatos, ya no de individuos sino de grupos de personas, ya no sólo de “delincuentes” sino también de ciudadanos que cometen el grave error de estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, con las personas equivocadas y se convierten en “daño colateral”. ¿Hasta qué punto es normal? ¿Dónde comienza a ser demasiado?

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Recuerdo mucho una tira de Mafalda, donde ésta señalaba que tenía un enfermo en casa. Se trataba de un mundo recostado, ya que, en palabras de ella: “Le duele el Asia”. Si retomamos esa metáfora, quizá podamos decir que al mundo le duele todo, le duele China y también Birmania, Inglaterra, Haití, Afganistán y más. También le duele México, con sus graves problemas de feminicidios y el incremento en la comisión de delitos relacionados con el crimen organizado, con el olor a miedo y los ríos de sangre y los gritos de ayuda que no son escuchados.

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“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”[1], con esas palabras Felipe Calderón tomó protesta como presidente hace casi cuatro años. Alguien no está haciendo bien su trabajo si el bien y la prosperidad se traducen en una supuesta guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más destrucción y muerte que soluciones, donde la sensible pérdida de miles de vidas es reducida a un daño colateral. Del otro lado, si la inseguridad y la violencia llevan al silencio y la indiferencia, los ciudadanos —en tanto Nación— no estamos asumiendo nuestros derechos y obligaciones de demandar a nuestros representantes que hagan su trabajo.

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Recientemente fue publicado en Nexos, el artículo “Cómo reducir la violencia en México”, de Eduardo Guerrero Gutiérrez. El autor delinea las tendencias en la violencia en nuestro país desde el año 2001, hace una crítica a la actuación del gobierno mexicano y plantea propuestas concretas de acción. La crítica es clara: “El gobierno federal falló en dos temas cruciales: el diagnóstico del mal y el método para combatirlo. El gobierno supuso, equivocadamente, que las organizaciones criminales no tendrían capacidad para reaccionar ante el asedio gubernamental. Peor aún: el gobierno creyó que él mismo estaba en condiciones de iniciar la guerra en enero de 2007. Este error de cálculo ha implicado enormes costos para el país en términos de vidas humanas y bienestar. El incontrolable aumento de la violencia en varios puntos del país ha propiciado que la estrategia oficial se revierta en contra del gobierno mismo. Junto con la violencia crecen el secuestro y la extorsión, el consumo de drogas y la percepción pública de que la guerra se perdió”[2]. Con frecuencia, el discurso oficial habla del narcotráfico y las organizaciones criminales como si se tratara de una realidad aparte a la que se ataca, pero no se ha reconocido lo que Guerrero Gutiérrez y otros analistas han señalado, la relación entre los “golpes” que el gobierno ha dado con la detención o ejecución de grandes capos y el incremento en los niveles de violencia en la reorganización de las geografías del narco y la reapropiación de territorios.

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En El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia, el antropólogo Arjun Appadurai habla de un contraste entre dos lógicas: la del sistema vertebrado de los estados-nación modernos y la del sistema celular del las redes terroristas. Estas últimas están “conectadas, pero no dirigidas verticalmente; coordinadas, pero notablemente independientes; capaces de dar respuestas sin contar con una estructura centralizada de comunicación; borrosas, pero con claridad”[3]. Quizá sea un error comparar las organizaciones terroristas con el crimen organizado, de entrada, porque aunque existan claras similitudes, hay también muchas diferencias. Sin embargo, quizás esto ayude a entender las fallas en la “guerra” o “lucha” contra el narcotráfico que ha emprendido el gobierno mexicano, porque el enfrentamiento entre sistemas distintos no ha conducido a la añorada tranquilidad, sino a la rearticulación y multiplicación de las organizaciones delictivas.



[1] 500 años de México en documentos (2006, diciembre 1). Toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Disponible en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/2006_413/Toma_de_Protesta_de_Felipe_Calder_n_Hinojosa_como_Presidente_constitucional_de_los_Estados_Unidos_Mexicanos.shtml

[2] Guerrero Gutiérrez, E. (2010, noviembre 3). Cómo reducir la violencia en México. Nexos. Recuperado el 5 de noviembre de 2010, de: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=1197808. Disponible también en Nuestra aparente rendición: http://nuestraaparenterendicion.blogspot.com/2010/11/eduardo-guerrero-nos-autoriza-publicar.html

[3] Appadurai, A. (2007). El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia. Barcelona: Tusquets.

Nuevo número de Comunicación y Sociedad

El número 15 de la revista Comunicación y Sociedad (enero-junio 2011), ya está disponible en línea. En él se ha publicado el artículo «El estudio de las prácticas políticas de los jóvenes en Internet», que escribimos Rebeca Padilla de la Torre y yo. El número completo es más que interesante.

ARTÍCULOS

Los límites cambiantes de la vida pública y la privada
John B. Thompson

Comunicación pública, transición política y periodismo en México: el caso de Aguascalientes
Salvador de León

La amplificación social del riesgo: evidencias del accidente en la mina Pasta de Conchos
Nina Yolanda Tejeda García / Lorena Pérez-Florianol

El estudio de las prácticas políticas de los jóvenes en Internet
María Rebeca Padilla de la Torre / Dorismilda Flores Márquez

¿Ni indígena ni comunitaria? La radio indigenista en tiempos neoindigenistas
Antoni Castells i Talens

Agentes del sector cinematográfico y la diversidad cultural en Colombia
Liliana Castañeda López

MATERIALES PARA EL ESTUDIO DE LOS MEDIOS

La telerrealidad en las televisiones españolas (1990-1994)
Javier Mateos-Pérez

RESEÑAS

Identidade, diversidade: práticas culturais em pesquisa
Darwin Franco Migues

La mirada televisiva. Ficción y representación histórica en España
Adrien Charlois Allende

Merchants of culture. The publishing business in the Twenty First Century
Gabriela Gómez Rodríguez

Communication Power
Gabriel Alberto Moreno Esparza

 

Entre el equipamiento y la apropiación tecnológica

De mi columna, que se llama igual que este blog, en Razón y Palabra.

 

La primera vez que usé una computadora, fue en 1993, cuando era yo una estudiante de secundaria. Antes ya las había visto en algunas oficinas, pero nunca había estado yo sola frente a una, moviendo la tortuguita de Micromundos, a partir de una serie de comandos que pronto me parecieron limitados; había visto mayor interacción algunos años antes en Atari y Nintendo. Si no mal recuerdo, el siguiente paso fue la utilización de Works. La gran decepción vino al llegar al bachillerato, porque no había Micromundos ni Works, sino MS-DOS, cosa que nos parecía francamente arcaica para estar en 1996. El manual que utilizábamos para la clase, había sido escrito por nuestro profesor y era fotocopiado de generación en generación, hasta que algunas partes del texto prácticamente no se veían. Como resultado, mis compañeros y yo aprendimos mucho más en casa, con nuestras primeras PC, experimentando y equivocándonos, descubriendo el arte del ensayo y error.

Las cosas parecen no haber cambiado mucho en estas casi dos décadas. Mucho se habla ahora de que los niños y adolescentes desarrollan habilidades para el uso de la tecnología, fuera de la escuela y que aventajan, en este sentido, a sus profesores.

Una evaluación, comandada por Cristóbal Cobo Romaní en 2008, sobre el programa Enciclomedia[1], reconoce la importancia de incorporar herramientas y estimular el desarrollo de habilidades en profesores y estudiantes, así como llevar las TIC a comunidades tradicionalmente marginadas; pero también señala que el programa ha priorizado el equipamiento tecnológico y no se ha trabajado en estrategias de seguimiento a la mejora educativa.

Con esto coincide un estudio hecho por Diana Sagástegui[2], acerca de las implicaciones culturales de la introducción del programa Enciclomedia, en las escuelas primarias públicas del estado de Jalisco. La investigadora concluye que la implementación de éste, hizo evidente que el esfuerzo se concentra en los aspectos técnicos y se carece de una visión integral de su utilización en situaciones educativas.

De igual modo, el Informe Final de la Evaluación Externa 2010 en materia de diseño, del Programa de Habilidades Digitales para Todos[3], ha señalado que, si bien el programa está claramente definido y es coherente con los objetivos planteados en el Plan Nacional de Desarrollo, hay deficiencias, ya que el equipamiento y el diseño del material no basta para la apropiación real de las herramientas tecnológicas en la enseñanza. En muchos casos, los perfiles de los docentes no han desarrollado habilidades digitales, lo que dificulta su trabajo y crea un rechazo a las tecnologías de información y comunicación.

No se trata de condenar a los profesores ni de calificarlos de pre-cibernéticos. La apropiación de la tecnología, según han señalado diversos estudios, tiene que ver con la edad, el nivel socioeconómico, el género, los entornos y otros factores. Pensar que muchos docentes que no nacieron —y quizá tampoco crecieron— con las computadoras, pueden adquirir competencias digitales mágicamente, con el simple hecho de que la pantalla de Enciclomedia llegue a sus aulas, es francamente ingenuo y poco estrátegico.

No es un secreto que ocurre con demasiada frecuencia que los funcionarios hablan de mejoras educativas a partir de la adquisición de computadoras nuevas para las escuelas. Ocurre también que se habla de resolver los problemas de la brecha digital con inversión en equipamiento tecnológico. Ocurre, sobre todo, que mientras el optimismo se centra en las TIC en sí mismas, se deja fuera de la discusión a las competencias digitales y al conocimiento.

Justamente, Cristóbal Cobo Romaní, plantea que es fundamental “avanzar hacia un proyecto de sociedad basada en el uso intensivo del conocimiento cuyo principal valor agregado no esté en la calidad de los equipos tecnológicos que se utilicen ni en los índices de ancho de banda per capita, sino que en los planes estratégicos de educación, innovación y renovación del conocimiento”[4].

Al mismo tiempo que Cobo señalaba lo anterior en su blog, Carlos Scolari planteaba, en una charla en el ITESO, que “la escuela debería mejorar la interfaz con los alumnos”. Quizá podríamos pensar en otras interfaces susceptibles de mejora: entre las autoridades educativas y los partícipes de la escuela, entre la academia y los funcionarios, entre todos los anteriores.


[1] Cobo Romaní, Cristóbal y Lucía Fernanda Tello de Meneses (2008). Informe Programa Enciclomedia. México: FLACSO México.

 

[2] Sagástegui Rodríguez, Diana (2007). Culturas digitales: una aproximación al uso de tecnología hipermedia en las escuelas. En Robinson Studebaker, Scott, Héctor Tejera Gaona y Laura Valladares de la Cruz (coordinadores). Política, etnicidad e inclusión digital en los albores del milenio (pp. 409-429). México: UAM Iztapalapa.

[3] Zorrilla Alcalá, Juan Fidel et al (2010). Informe Final de la Evaluación Externa 2010 en materia de diseño. Programa de Habilidades Digitales para Todos. México: Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación.

[4] Cobo Romaní, Cristóbal (2010, mayo 31). ¿Y la madurez tecnológica cuándo? E-rgonomic. Apuntes digitales. Disponible en: http://ergonomic.wordpress.com/2010/05/31/2872/

Democracia/incertidumbre

He de confesar que los juegos de palabras empleados por Joaquín Villalobos en «México mirándose el ombligo» (publicado en la Nexos más reciente) no me terminan de encantar. Me recuerdan a cierto compañero mío de la maestría que intentaba marearnos planteando que «debemos tener una visión poliédrica de la realidad y pensar qué de cultura/política/economía/violencia tiene la ciencia/interdisciplina/sociedad/cultura» (sí, sí, los términos eran intercambiables, pero todo encajaba en los poliedros). Sin embargo (y con esto regreso a Villalobos), me parece que puntualiza algunos asuntos clave sobre la situación de desesperanza frente a la anhelada democracia en México (y quizá en otros lugares):

«Cuando se descubre que la democracia es incertidumbre, diferencias, debate y mecanismos complejos para tomar decisiones, se produce una nostalgia inconsciente por los mecanismos autoritarios del pasado».

«En las teorías sobre la democratización, se dice que el autoritarismo está hecho de procesos inciertos con resultados ciertos, y la democracia de procesos ciertos con resultados inciertos».

«Hay nostalgia por el México que se perdió y que supuestamente ya no se quería y decepción por el México democrático que se ganó y que supuestamente se anhelaba».

Y así continúa.

El tiempo de los políticos en Twitter: el caso mexicano

De mi columna (que se llama igual que este blog) en Razón y Palabra.

Hubo un tiempo sin políticos en Twitter, muchos de ellos no sabían qué era, quizás otros tantos no lo sepan aún. Vino Barack Obama y muchos se maravillaron ante su exitosa campaña en sitios de redes sociales, sobre todo en Facebook y YouTube; vino después el boom de Twitter, el microblogging se popularizó y los grandes medios de comunicación voltearon a verlo, en medio de crisis como las de Irán y Honduras. Entretanto, algunos políticos — impulsados tal vez los menos, por interés genuino; tal vez los más, por recomendación de sus equipos de comunicación y relaciones públicas — fueron llegando a Twitter.

Varios políticos mexicanos tienen presencia actualmente en Twitter. Algunos, como el panista Javier Corral[1], el diputado federal por el PRI, Salvador Caro[2] son muy activos en Twitter y suelen estar en diálogo permanente con sus seguidores. Hay quienes cuentan asuntos cotidianos de sus labores políticas o incluso de su vida diaria, como los senadores Javier Castellón[3], del PRD; Dante Delgado[4], del PT respectivamente; Gerardo Fernández Noroña[5], diputado federal por el PRD; el delegado panista Demetrio Sodi[6] y los gobernadores Rodrigo Medina, Nuevo León[7] y José Calzada[8], de Querétaro.

Otros también participan, aunque no de modo tan continuo e incluso llegan a desaparecer varios días, como el senador perredista Carlos Navarrete[9], el también diputado federal Porfirio Muñoz Ledo[10] y el presidente del PRD, Jesús Ortega[11].

Algunos más, como Andrés Manuel López Obrador[12] y el embajador mexicano Arturo Sarukhan[13], tienen participación constante, pero caracterizada por el monólogo; es decir, no está entre sus costumbres interactuar con los twitteros. A ellos se suman el presidente Felipe Calderón[14] y el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard[15], a quienes con frecuencia se les ven boletines de 140 caracteres, subidos en horas de oficina; el primero, incluso, suele tener actualizaciones tan profundas como “He publicado 11 fotos en Facebook en el álbum ‘Eventos 4’”. Ninguno de los cuatro entra en la discusión.

Un caso curioso es el del ex-senador priísta y actual pre-candidato a gobernador en Aguascalientes, Carlos Lozano de la Torre[16], cuya participación en Twitter se ha transformado: en una primera etapa se caracterizó por la presencia de “boletines”, luego vino un tiempo de mayor interacción con sus seguidores (cuando aún era senador) y ahora combina el uso de la plataforma para labores de propaganda (seguramente por parte de su equipo de campaña) con cierta dosis de interacción personal.

Mención aparte merecen los desaparecidos. El panista Julián Velázquez[17] tuvo una participación activa cuando fue diputado federal, contaba de su actividad legislativa y discutía con los ciudadanos; sin embargo, abandonó Twitter cuando decidió buscar una candidatura; de hecho, en su último tweet informa “He decidido solicitar licencia a mi cargo de Diputado Federal para buscar la candidatura al gobierno del Estado de Tlaxcala”.

Un desaparecido más es el tapatío Aristóteles Sandoval[18], actual presidente municipal de Guadalajara, cuyo último tweet de una fugaz cuenta, corresponde al 5 de julio de 2009 e invita a acudir a votar en aquellas tierras; es evidente que se trató de un elemento más en una estrategia de campaña y no una vía para estar en contacto con los ciudadanos.

Un caso escandaloso fue el del senador Manlio Fabio Beltrones[19], a quien le duró muy poco el gusto (esto ya no es novedad), ya que el 4 de noviembre del presente año hizo su entrada triunfal a Twitter y dedicó varias horas a interactuar con los ciudadanos y pedir propuestas; pero un día después decidió retirarse, bajo el argumento de que los mensajes le resultaron “tan numerosos e importantes que me han desbordado en este momento”. Ahora en su lugar aparece un feo “Sorry, that page doesn’t exist”. Tras su graciosa huída, apareció la cuenta SanBeltrones[20], que satiriza la participación del senador como SenBeltrones y lo presenta como “el Santo de todos los corruptos” y “el Santo del autoritarismo”, entre otros calificativos.

Lo que varios de los políticos antes mencionados no terminan de comprender es que tener presencia en Twitter — como en otras redes —, no se reduce a tener una cuenta activa, muchas veces operada por profesionales de comunicación y medios; sino que es necesario comprender las lógicas de los usuarios en estas redes. Comunicarse constantemente con los otros, compartir recursos, integrarse en causas, pero sobre todo, interactuar a través de menciones, mensajes directos y etiquetas, son prácticas básicas entre los twitteros. Emplear la red para difundir fragmentos de boletines y reproducir las prácticas de mítines políticos de hablar y hablar y hablar, sin escuchar, significa que no se ha reconocido y apropiado el territorio, que no se ha dado importancia a los interlocutores y que no se ha comprendido para qué sirven las redes sociales en línea.

En la vista rápida de los casos que expuse anteriormente, se aprecia que las diferencias en el uso de Twitter entre los políticos, pueden no estar directamente relacionadas con la edad o el partido político, sino con la actitud de búsqueda y el interés por llevar prácticas comunicativas por estas vías.

Las computadoras, los celulares y la conexión en redes, no crean nuevos ciudadanos. Twitter, Facebook, YouTube, Flickr, los blogs y lo que se acumule, tampoco. Podemos decir, incluso, que los usuarios de estas plataformas somos minoría; pero, sin duda, estas vías posibilitan prácticas de comunicación entre pares y eso constituye un gran espacio democrático. Habrá un tiempo — espero — en que la comunicación entre ciudadanos y representantes populares y otros funcionarios, no sea novedad y no dé para tratarlo como tal en una columna.


[1] http://twitter.com/Javier_Corral

 

[2] http://twitter.com/salvadorcaro

[3] http://twitter.com/Senadocastellon

[4] http://twitter.com/DanteDelgado

[5] http://twitter.com/fernandeznorona

[6] http://twitter.com/demetriosodi

[7] http://twitter.com/RodrigoMedina

[8] http://twitter.com/ppcalzada

[9] http://twitter.com/Navarretecarlos

[10] http://twitter.com/munozledo

[11] http://twitter.com/jesusortegam

[12] http://twitter.com/lopezobrador_

[13] http://twitter.com/Arturo_Sarukhan

[14] http://twitter.com/FelipeCalderonH

[15] http://twitter.com/m_ebrard

[16] http://twitter.com/CarlosLozanoAgs

[17] http://twitter.com/julianvelazquez

[18] http://twitter.com/aristotelesgdl

[19] http://twitter.com/SenBeltrones

[20] http://twitter.com/SanBeltrones

Raúl Trejo Delarbre en Aguascalientes

Les invito a celebrar el primer aniversario del Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes. En este festejo, tendremos una conferencia del doctor Raúl Trejo Delarbre, acerca de los retos de México en materia de sociedad, política y medios de comunicación.

La cita es el viernes 28 de agosto de 2009, a las 12 horas, en el Museo Ferrocarrilero. La entrada es libre y, créanme, la conferencia estará de lujo.

CESAAC-RTD