#FreeMediaVe: de libertad de expresión, poder y medios

Mentiría si dijera que no puedo creer lo que he leído: que en Venezuela quedaron fuera del aire, por orden gubernamental, 34 estaciones de radio. De algún modo, ya ni me sorprende, porque la cantidad (incuantificable, por cierto) de atropellos a los derechos humanos en todo el mundo, no corresponde al imaginario de mundo civilizado y cordial, que muchos tuvimos alguna vez en la vida. Concretamente, hablando del derecho a la comunicación, es impresionante que a estas alturas se quieran callar tantas voces así como así; lo público no le pertenece al poder en turno, lo público es de todos y las voces diversas son de todos.

Pero, ¿qué pasa cuando se silencian unas voces? Emergen otras, o bien, las mismas en otros lados y de pronto el murmullo se vuelve un grito. Así ha ocurrido con Venezuela estos días (y antes con Honduras y con Irán y más), los twitteros venezolanos han empleado la etiqueta #FreeMediaVe para hablar del asunto, para brincarse al poder y hacer uso de su legítimo derecho a la comunicación; sobra decir que, como en otras ocasiones, me enteré de los sucesos a través de Twitter y Facebook. A la toma de la palabra pública para informar lo que está ocurriendo y manifestar (casi siempre) el desacuerdo, se suma la creatividad cotidiana según Michel de Certeau… qué mejor muestra que esta imagen, Chávez vs Twitter, de Barkach, para hacer frente a la represión del gobierno de Chávez.

Chávez vs Twitter 20090802

Finalmente, lo que se observa son lógicas distintas, a los gobiernos se les olvida que los ciudadanos con acceso a las TIC (que serán minoría, pero son una presencia indudable) tienen otras vías para expresarse y para convocar a los muchos en torno a ciertas causas. Pero, dentro de todo lo maravillosa que puede resultar la toma de la palabra pública por los ciudadanos en casos como éste, hay algo de fondo que me hace ruido y que, he de confesar, me duele bastante y que sólo puedo explicar con la frase que dice el Comediante en The Watchmen, rebosando amargura y sarcasmo:

¿Que qué ha sido del sueño americano ? Se ha hecho realidad. Está en las calles. Ahora mismo lo estás viendo…

Lo mismito creo que nos pasó con el sueño del siglo XXI de progreso y mil maravillas, aquí está nuestro progreso, aquí está nuestra libertad. Quizá lo que me resulta más doloroso es pensar que lo de Venezuela no es un caso aislado, lo acabamos de ver con Honduras e Irán, lo vemos en México con las radios comunitarias (Raúl Trejo Delarbre lo expone acá de modo inmejorable), lo vemos en muchos lados y las luchas de cada lado se hacen globales. Lo que más me sorprende es que ya no nos sorprende, ya nada más nos duele. Habrá que traducir el dolor en acción.

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